¿Cuánto ha bajado el uso de ingredientes marinos para el alimento del salmón chileno?
Reino Unido: En los últimos 12 años, la utilización de harina y aceite de pescado para alimentación de salmón chileno pasó de representar 35% a sólo 15% del total. ¿Cómo influye esto en los peces?
Al igual que muchas industrias, el éxito de la salmonicultura depende de la disponibilidad y alta calidad de las materias primas utilizadas. En el caso del salmón cultivado, se trata de las materias primas que conforman el alimento. Un componente importante del alimento actual para salmones proviene de peces silvestres en la forma de harina y aceite de pescado.
El reciente reporte se sostenibilidad del Global Salmon Initiative (GSI), expone que en la salmonicultura durante los últimos 20 años, la industria de los alimentos ha reducido la cantidad de harina de pescado del 65% al 18% y de aceite de pescado del 24% al 11%.
De acuerdo con lo comentado a Salmonexpert por la Organización de Ingredientes Marinos (Iffo, por sus siglas en inglés), basándose en su trabajo de inteligencia de mercado realizado en 2021, la harina y el aceite de pescado representan alrededor del 15% de la alimentación del salmón chileno.
“Mirando hacia otros mercados, el estudio de Nofima de 2022 informa que el 22% del alimento para salmón noruego es harina y aceite de pescado (2020). Según los datos que tenemos de algunos de los productores de alimentos (informes de sostenibilidad de 2020), alrededor del 30% de la harina y el aceite de pescado que se destinan a los alimentos para salmón a nivel mundial provienen de subproductos que resultan del procesamiento del pescado (cabezas, colas, vísceras, huesos, etc.)”, comentan desde Iffo.
A juicio de la organización internacional, de manera similar a la mayoría de las especies acuáticas y los mercados geográficos, la tasa de inclusión de harina y aceite de pescado ha disminuido con el tiempo a medida que los ingredientes marinos han pasado de ser productos básicos a granel a ingredientes estratégicos. “En el año 2000, el 65% de la alimentación del salmón chileno estaba hecho de harina y aceite de pescado. En 2010 el porcentaje era del 35%. Actualmente está en un 15%”, recalcan.
Según Iffo, estos cambios han tenido un impacto en la huella de carbono del alimento. “Los feeds se han movido a un enfoque ‘terrestre’ que tiene un costo de sostenibilidad comparativamente más alto; con una mayor demanda de energía, mayor huella de CO2, utiliza sustancialmente más tierra y agua dulce y hay menor nivel de certificación de terceros, cuando la participación promedio de certificación de 5 años de la producción mundial de harina y aceite de pescado en comparación con el estándar MarinTrust llega al 49% en el últimos cinco años”.
Omega 3
En relación a cómo podría afectar la reducción de estos ingredientes los indicadores productivos del salmón y la calidad del producto final, desde Iffo comentan que un informe de Nofima de 2019 destaca que el tejido de barrera del salmón se ve afectado por los niveles de zinc y omega 3 en el alimento.
“La integridad de la piel, el intestino y los tejidos branquiales del salmón es vital para la salud de los peces. Estas barreras se reconocen como importantes primeras líneas de defensa contra los patógenos, además de ser importantes para ayudar al organismo a manejar los factores estresantes físicos, como las fluctuaciones de temperatura, la salinidad o la calidad del agua en general”, exponen.
“La harina y el aceite de pescado son ingredientes importantes en los alimentos acuícolas. Como se indica en el informe SOFIA 2020 de la FAO, la harina y el aceite de pescado todavía se consideran los ingredientes más nutritivos y digeribles para los peces de cultivo, así como la principal fuente de ácidos grasos omega 3 EPA y DHA”, indican.
Finalmente, desde la Organización de Ingredientes Marinos destacan que el futuro del sector de alimentos balanceados para la acuicultura se basa en una combinación de harina y aceite de pescado, aumento de subproductos (circularidad) y tecnologías innovadoras para suministrar los nutrientes a granel necesarios para sostener el crecimiento del sector de la acuicultura, que requerirá 40 millones de toneladas adicionales de ingredientes para alimentos al 2030.