¿Cómo aguantamos el aire hasta que pase la ola?
*Columna de opinión para Salmonexpert de Francisco Cruz, gerente general de Atando Cabos.
¿Cómo aguantamos el aire hasta que pase la ola? Esta es la pregunta que nos hacemos diariamente desde que comenzó la pandemia. Al igual que una infinidad de empresas en el mundo, y refinando un poco el lenguaje, nos queremos plantear: ¿Cómo nos reinventamos, en nuestro rol de personas y empresas, para pasar la crisis?
Son tiempos interesantes. Complicados. De mucha incertidumbre y cambios que, al parecer, serán estructurales para nuestro estilo de vida y sociedad en el futuro.
A pesar de lo negativo, en este entorno también se presentan oportunidades que permiten que el carácter emprendedor de personas e instituciones florezcan con mayor notoriedad.
En Atando Cabos buscamos terminar con el descarte masivo de plásticos. Hemos desarrollado tecnología para reciclar cuerdas, redes y boyas en materia prima plástica de alta calidad y posteriormente en productos de larga vida útil. Somos pioneros en la aplicación de Economía circular en la industria plástica.
Tenemos una empresa atractiva, en la vanguardia de los temas de economía circular y reconocida local e internacionalmente, pero también están siendo tiempos complicados para nosotros.
En Atando Cabos tenemos la filosofía de que emprendimientos inspiran emprendimientos. El “hacer cosas” lleva a que uno vaya descubriendo nuevas empresas, ideas, procesos y -lo más relevante- vinculándose con otras personas que están en la misma frecuencia de crear valor. De esta forma, uno construye su propio entorno virtuoso y comienzan a surgir proyectos de una manera que pareciera ser sin esfuerzo.
Atando Cabos se mueve en un entorno bastante industrial relacionado al plástico. Si bien nuestra actividad principal de gestión de residuos y reciclaje se vio frenada, nos propusimos orientar nuestros esfuerzos para ayudar a Chile en el combate al coronavirus. Ante la escasez de elementos de protección y la llegada pronta del peak quisimos demostrar que la industria plástica en Chile tiene la capacidad de reaccionar rápido y ayudar con impacto.
En cinco días logramos, en conjunto con nuestra empresa socia Comberplast y otras compañías del sector, diseñar y producir un escudo facial para abastecer a la población en miles de unidades diarias. En los siguientes cinco días, modificamos herramientas que nos permitieron aumentar la produccion en cuatro veces. En 20 días más, esperamos nuevamente duplicar esta producción. Con esto lograremos abastecer al país de elementos de protección necesarios, en cantidades masivas y corto tiempo, sin depender del vaivén de las importaciones.
Nuestra decisión nos ha llevado también a desarrollar máscarillas durables con filtros. Estamos logrando buenos resultados por medio de colaborar con diseñadores, empresas de filtros, grandes transnacionales, empresas locales y organismos del Estado. Gente de organizaciones de distinto tamaño y de diversos rubros, dispuestos a compartir conocimiento y recursos con el propósito de ayudar en la gente de Chile en superar esta pandemia.
En poco tiempo, hemos logrado reinventar nuestra actividad, y de seguro pronto tendremos que hacerlo de nuevo. Esto continuará hasta que el entorno permita que se activen nuestros proyectos históricos, lo que es imposible de prever hoy.
Si bien cada una de nuestras historias tiene su camino que parece único, hay algo que todas tienen en común y queda de manifiesto con lo que he expuesto. El propósito y la colaboración son piedras angulares para surgir, sobre todo, en entornos confusos e inciertos. El lograr entornos donde muchos actores compartan visiones en común es muy poderoso y tiene externalidades positivas que no son evidentes en un comienzo, pero siempre se dan.
Los invito, como actores de la industria chilena del salmón, a romper el pesimismo actual por medio de interactuar con su entorno para resolver desafíos que hoy son comunes a todos.