Los caminos para resolver el déficit de personal en la marina mercante
*Columna de opinión para Salmonexpert de Alejandro Tenorio, director de la Alianza Marítima de Chile.
La constante expansión del transporte marítimo de nuestro país; el explosivo desarrollo de la actividad marítima austral y una débil y tardía propuesta por parte del estado con respecto al fomento a la marina mercante ha generado un déficit estructural de personal con competencias necesarias para satisfacer la demanda de dotaciones de Oficiales y Tripulaciones con la formación adecuada que sustentan la profesión del marino mercante la cual en estos momentos vive la mayor crisis de su historia.
El mayor déficit de personal lo presentan la oficialidad de máquina, sin embargo, tanto tripulantes como oficiales de puente comienzan a abultar las cifras de escasez del personal sumando a esto los regímenes de embarco promedio de 2:1 es decir dos días de trabajo por uno de descanso, más vacaciones, licencias, feriados progresivos y descansos compensatorios a entender que para operar un buque las navieras necesitan un número importante de personal calificado para cubrir esas plazas.
Más que saber cuántas personas se necesitan a bordo de un buque, es la falta de personal el cual se puede asociar a un sistema de educación que no forma marinos mercantes, sólo “profesionales” para desempeñarse en tierra pudiendo optar a través de una examinación ante la Autoridad Marítima para obtener la certificación que le permita trabajar en un buque, lo que es alambicado.
La falta de centros de formación, la incoherencia en las mallas curriculares, el excesivo tiempo de practicas profesionales genera una deserción importante de profesionales por lo que hay que hacer de la carrera mercante, tanto en su ingreso como posteriores ascensos, más atractivo y vinculante a la actividad por su importancia de la seguridad y la defensa de la nación.
Por cierto, también entender que se compite con otras industrias que demandan personal capacitado como lo son nuestras dotaciones y, por tanto, la estructura de remuneraciones, beneficios y otras consideraciones que hoy los jóvenes privilegian, deben estar contempladas en la "parrilla" de la oferta. Es decir, poner a las personas en el centro de las decisiones tanto en formación y titulación como en los aspectos antes indicados.
Es posible que una revisión y análisis de lo que ha sido hasta hoy, permita atisbar posibilidades de perfeccionamientos programáticos que, entre otros requisitos establezca la necesidad de cambiar la visión que se tiene de la formación educacional marítima por parte de quienes dirigen las casas de estudios del sector y de quienes ejercen docencia, para optimizar el uso del tiempo y desarrollar en los estudiantes, más allá de una acumulación de teorías dispersas e inconexas, las imprescindibles capacidades de ejecución y de aplicación, que integren sus aprendizajes, a través de trabajos en talleres prácticos adecuado, sólo así, no se trata de enseñar menos, sino de enseñar y aprender mejor.
Independientemente de fundamentos generales de navegación costera, que todo marino debe tener, más aún si se piensa en su legítima proyección profesional, el marino “de aguas interiores” debe ser formado preferentemente en técnicas aplicadas o técnicas prácticas que permitan un ejercicio competente de su profesión.
Por esta situación parece menester que el Estado de Chile, a través de sus poderes, actualice los estudios respecto a esta trascendente materia, en pos del mejoramiento continuo de la eficacia del transporte marítimo, de la seguridad de la vida humana en el mar, de las condiciones laborales de los marinos y de la protección del medio ambiente.
¿Cómo resolver esta problemática? Creemos que en lo que respecta a la navegación de aguas interiores, se deben activar acciones que permitan el ingreso de más personas y profesionales desde la base, para lograrlo se debe mejorar las mallas educacionales de los centros de estudios, teniendo en cuenta las particularidades de la navegación en aguas interiores, dando más atribuciones a las tripulaciones, acortando los tiempos de prácticas entre otros.
Pero se necesitan condiciones legales más profundas. Una ley de navegación que diferencie la navegación de alta mar con la de aguas interiores, que de forma integral responda a la realidad que efectivamente se vive en la zona sur austral, que nos haga más competitivos y en esto, que se incluya normativas que faciliten la incorporación de jóvenes que ven en el mar su vocación, y su continuidad en la carrera para convertirse en las dotaciones que necesitamos para seguir creciendo como lo hemos hecho hasta ahora aportando al desarrollo sostenible del territorio.
En la actualidad se está sesionando una inédita mesa técnica, que tiene un gran objetivo: solucionar el déficit de dotaciones en naves de industria. De hecho, incluso el Gobierno asumió el compromiso de resolver este problema, al igual que Directemar, con lo que la Autoridad Marítima firmó recientemente resoluciones que inician este camino, pero se necesita profundizar aún más.