Las lecciones aprendidas para enfrentar eventos de mortalidad masiva de salmones
El jefe del departamento de operaciones de la Gobernación Marítima de Puerto Montt, analizó lo ocurrido el 2016 y las enseñanzas que dejó la crisis, y cómo actuar ante una emergencia similar en la actualidad.
En el marco de la celebración de su primer aniversario, la empresa AlfaSea realizó la 1º Jornada Acuícola 360º, instancia que constó de diversas charlas las cuales abordaron enfoques medioambientales sanitarios y productivos.
En la oportunidad, Jorge Toro, fundador de AlfaSea destacó que el objetivo de la jornada fue presenciar charlas técnicas que abordaran contingencias de la industria del salmón.
“Las charlas estuvieron muy informativas e ilustrativas. Queríamos abordar tanto temas sanitarios, productivos y medioambientales. Este último, clave para el desarrollo de la industria salmonicultora, porque cada vez existe mayor regulación al respecto y es necesario abordarlo desde todos los puntos de vista”, manifestó Toro.
La actividad contó con dos bloques, consistiendo el primero en Charlas técnicas, donde ocho que speakers abordaron temas como Ley REP, bienestar animal, sustentabilidad, herramientas para control de Caligus y resultados del Proyecto Pincoy, entre otros.
Una de las interesantes charlas que se presentaron, estuvo a cargo del Comandante Jaime Mansilla, Capitán de Fragata OM LT y jefe del departamento de operaciones de la Gobernación Marítima de Puerto Montt, quien se expuso el tema “Análisis y experiencias: mortalidad masiva por FAN 2023-2024”.
“En el 2016 hubo un evento de mortalidad masivamente importante en la zona debido al fenómeno de El Niño. El primer evento tuvo relación con la mortandad de peces, donde se afectaron aproximadamente 40 mil toneladas en los diferentes centros de las regiones de Los lagos y Aysén. Y, posteriormente, un segundo evento ocurrió al poco tiempo, y que afectó a los mariscos bivalvos, conocida como Marea Roja”, rememoró el representante de la Armada.
El Comandante recordó que la mortalidad de salmones se tradujo en un colapso en vertederos y plantas reductoras, generando un riesgo ambiental, sanitario y de seguridad, lo que trajo como consecuencia que un porcentaje de la mortalidad se vertiera al mar. “Aproximadamente 4.665 toneladas fueron vertidas al oeste del Faro Corona, en el área norte de la Isla de Chiloé”.
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En este entonces, las empresas salmonicultoras que tenían operaciones en la zona de Puerto Montt y Aysén no contaban con planes de contingencia ante la mortalidad masiva de peces. “No se había dado esta figura, por lo tanto, era un tema que no se conocía mucho. Además, había una disponibilidad limitada de buques para embarque y disposición de la mortalidad".
"En esa oportunidad, cualquier buque, embarcación, menor, incluso botes de madera, sirvieron para sacar peces muertos, sin tener obviamente las medidas de seguridad que ahora se exigen. Todo servía para sacar los peces muertos. Por otro lado, la capacidad de las plantas transformadoras y receptores de mortalidad no era mucha. Y a eso le agregamos la inexperiencia del servicio público que, dada la contingencia, hizo lo que tenía que hacer de acuerdo con lo que sabía o podía efectuar, pero no había una cabeza visible que pudiera tomar esta emergencia y conducirla”, detalló Mansilla.
Otro de los problemas que se debió enfrentar en ese entonces fue la crisis de la Marea Roja, cuya magnitud no se había dado en la región. “Lamentablemente las protestas de las comunidades impidieron la entrega de información real sobre las causas de contaminación de los recursos bivalvos. Hubo voces que dijeron que la marea roja había sido producto del vertimiento de salmones y las autoridades no tenían un relato común para poder enfrentar estos múltiples interrogantes que provenían de la ciudadanía, sindicatos e incluso alcaldes y tampoco nadie desmentía o informaba claramente, desde el punto de vista científico, que no existía una relación entre el vertimiento de salmones y la marea roja. Sin duda, esta crisis nos dejó varias enseñanzas que debimos ir puliendo y mejorando con el tiempo. Aprendimos de manejo comunicacional y que debía haber una voz oficial que pudiera llevar una emergencia, y la necesidad de contar con mayor equipamiento y personal para atender una emergencia de esta envergadura, desde el punto de vista sanitario y de seguridad”, manifestó el Comandante.
Recientes eventos de mortalidad
Según indicó Mansilla, el año pasado, el mes aproximadamente agosto, fueron informados del pronóstico de una nueva afectación del fenómenos de El Niño para el verano 2023-2024. “Rápidamente nos pusimos a trabajar para evitar que ocurriera lo mismo del 2016, teniendo todo en cuenta que la biomasa era superior a la existente hace 8 años atrás y las temperaturas serían ser mayores. Gestionamos el Comité Interinstitucional de Contingencias Ambientales (CIICA) con Sernapesca, el Servicio de Salud y otros organismos que son parte integrantes de este comité. Además, estimamos a nivel regional la capacidad de los buques y la capacidad de las plantas reductoras. Se hizo todo un catastro para poder ver cómo estábamos y estar preparados para enfrentar esta posible emergencia que podía ser similar o superior a la de 2016”.
De acuerdo con el Comandante, entre las acciones que realizó el comité fue designar una sola voz ante la emergencia, solicitar apoyo presupuestario para poder tener mejores medidores de gases y elementos de protección personal, se hizo un catastro con las empresas, con las plantas reductoras, con las Capitanías de Puerto, cercanas a la jurisdicción donde hubiera centros de cultivo.
“Como Gobernación Marítima tomamos la posta en ese sentido, tratando conglomerar a todas las autoridades marítimas desde Puerto Montt hasta Chacabuco. En primer lugar, trabajamos coordinadamente con las autoridades y organismos técnicos. Hicimos seminarios en Puerto Montt y Aysén para comprender la situación del 2023 y 2024, en qué estábamos y qué se estaba haciendo. Tuvimos reunión con empresas salmonicultoras y nos pusimos a trabajar principalmente en crear grupos de coordinación desde el punto de vista medioambiental, de seguridad, marítimo, a través de los buques, a través de plantas reductoras. Establecimos un robusto canal de comunicación, para hablar todos el mismo idioma", explicó Mansilla.
Fue así como se creó un Plan Operativo, que actualmente está vigente, que fue enviado a Valparaíso y aprobado. “Pudimos determinar las brechas existentes, coordinamos con la industria a nivel local y verificamos planes de contingencia de los centros de cultivos. Dimos a conocer nuestro plan de elaboración a la industria, para que supieran qué estábamos haciendo nosotros y qué íbamos a hacer en caso de una emergencia. Y lo que esperábamos de la industria nosotros como Autoridad Marítima”.
En ese sentido, el Comandante recalcó que una buena experiencia fue el simulacro de mortalidad masiva de peces que se hiciera a comienzos de año, en el cual se incorporó a Senapred, para contextualizarla como emergencia regional, lo que, a juicio de Mansilla, fue muy positivo.
“Simulamos una mortalidad masiva de 40.000 toneladas de peces, que incluyó colapso de plantas reductoras, protestas de la ciudadanía, incendios, fallas en las máquinas y contaminación. Contamos con el apoyo de SalmonChile y sus empresas asociadas y las plantas reductoras. Involucramos a todo el mundo para que este simulacro tuviera el realismo que nosotros queríamos”, acotó el Comandante.
Finalmente, el representante de la Armada, dijo que la gran emergencia que se estaba esperando, no fue tan así. “Efectivamente hubo mortalidad, existió floración de algas nocivas en la región, subieron las temperaturas, murió harto salmón. En el barrio 1 y 2 la mortalidad fue de 2.757 toneladas y en el área de Aysén, en el barrio 22B fue de 4.994. Obviamente esto fue mucho menor a lo ocurrido en 2016. Nosotros esperábamos y nos preparamos para una contingencia mayor, pero todo el sistema funcionó súper bien. Entonces, fue como un ejercicio”, puntualizó el jefe del departamento de operaciones de la Gobernación Marítima de Puerto Montt.