Centro de cultivo de salmón de Ventisqueros. Foto: Ventisqueros.

Industria chilena del salmón acelera utilización de tecnologías remotas

Chile: Eran subutilizadas, pero con el coronavirus, las tecnologías remotas tomaron gran protagonismo en la industria chilena del salmón, a nivel productivo y en la fiscalización de sus procesos.

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La pandemia por covid-19 y sus distintas restricciones han sido un desafío operacional mayúsculo para la industria salmonicultora chilena. Las compañías, para poder continuar trabajando, tuvieron que adaptarse a este cambio, intensificando el uso de las tecnologías remotas entre sus empleados y también en sus distintas etapas de proceso. 

Al respecto, el gerente general de Ventisqueros, José Luis Vial, afirma que “nosotros ya estábamos preparados para enfrentar este cambio. Desde hace años que la compañía ha venido trabajando en la innovación y utilización de tecnología digital. Estratégicamente, hemos desarrollado proyectos internos que han ayudado a mantener y diseñar nuestro centro de comunicaciones, operando en un 50% con tecnología propia”. 

Lo anterior, de acuerdo con el ejecutivo, ha permitido a la empresa, por ejemplo, “tener una mayor capacidad de conexión, lo que otorga la facultad de llegar a lugares remotos con una mejor transmisión, impactando positivamente en la calidad y la velocidad de las comunicaciones. Esto nos ha ayudado a superar uno de los grandes desafíos que tiene la industria: lograr conectarnos con sitios que se encuentran en lugares remotos, como los centros de cultivo”.

Vial afirma que, para Ventisqueros, el proyecto de alimentación a distancia ha sido uno de sus más grandes desarrollos tecnológicos de los últimos años. “En estos momentos, somos capaces de alimentar en directo a casi la totalidad de nuestros centros de engorda. Esta innovación ha sido de gran ayuda para consolidar una estrategia consistente de alimentación entre nuestros sitios de cultivo, para así enfocar nuestras energías en la principal labor como productores, que es producir biomasa de peces saludables para abastecer los más exigentes mercados del mundo”.

Autoridades y análisis sanitario

Otros productores de salmón chileno como Camanchaca, Cermaq y Blumar también han acelerado el uso de tecnologías remotas en sus procesos. Pero no solamente las empresas siguen ese camino, por las restricciones del coronavirus, sino que también los entes fiscalizadores. La directora nacional de Sernapesca, Alicia Gallardo, cuenta que “hemos aumentado el análisis sanitario remoto, para así poder estar al día con la vigilancia y tener la información de manera temprana”. 

En ese sentido, las mismas salmonicultoras han ofrecido a Sernapesca conectarse a sus cámaras de vigilancia sanitaria. “Cuando se trabaja con video, hay gente experta que evalúa el comportamiento de los peces, y cuando existen señales extrañas, se identifican y luego se resuelve el problema. Es una gran oportunidad para nosotros entrar al mundo de evaluación de la conducta de los salmones de forma remota, como indicador de alerta sanitaria”, explica la autoridad sectorial. 

Por parte de la Superintendencia del Medio Ambiente, el jefe de la División de Fiscalización, Rubén Verdugo, indica que en el marco del complejo escenario actual, por la pandemia del covid-19, la SMA ha concentrado sus labores de tipo presencial en aquellas situaciones que revisten un mayor riesgo, como lo son ciertos tipos de incidentes y contingencias en la industria del salmón, adoptando para ello estrictas medidas de seguridad y control, “siempre considerando las recomendaciones emanadas de la autoridad sanitaria para proteger  a nuestros funcionarios así como a los regulados”.

Principalmente, la SMA ha trabajado en desarrollar mecanismos de control preventivos, tales como el análisis temporal de imágenes satelitales para determinar desviaciones en el posicionamiento de estructuras en los centros de salmones respecto de las áreas de concesión otorgadas, así como también en el monitoreo continuo de variables de especial relevancia en la columna de agua como son el oxígeno disuelto, la temperatura y la salinidad, a efectos de detectar situaciones anómalas en el medio. Esto último, a través de la conexión en línea de los sitios de cultivo.

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