Imagen: Salmonexpert.

Tilmicosina: El nuevo antibiótico que está probando la salmonicultura chilena

Chile: Sernapesca comentó que el antimicrobiano se utilizó por primera vez en 2018 como uso especial. Y en el 2019, se aplicó en dos Agrupaciones de Concesiones de la región de Magallanes.

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Durante el año 2019, el índice de consumo de antimicrobianos ICA (relación porcentual entre la cantidad utilizada y las toneladas cosechadas de biomasa) en la salmonicultura chilena corresponde a 0,034%, una baja desde el 0,035% del 2018, según el último informe de Sernapesca. 

En ese sentido, del total de antimicrobianos usados en la industria nacional del salmón, 96,5% fue administrado en fase de agua mar y 3,5% en fase de agua dulce. Considerando agua mar, 98,6% correspondió a Florfenicol, 1,2% a Oxitetraciclina y 0,06% a Tilmicosina, mientras que en agua dulce 70,1% tuvo que ver con Oxitetraciclina, 20,7% a Florfenicol, 8,9% a Eritromicina y 0,2% a Tilmicosina, reportó la autoridad. 

Tomando en cuenta la lista de antibióticos, el que se comenzó a utilizar recientemente en el sector salmonicultor local es la Tilmicosina, donde las Agrupaciones de Concesiones en las que administró durante el 2019 son las 49 B y 53, de acuerdo con lo señalado por la entidad fiscalizadora, ambas ubicadas en la región de Magallanes. 

Al respecto, Marcela Lara, subdirectora de Acuicultura de Sernapesca, dio a conocer a Salmonexpert que este producto farmacológico se utilizó por primer vez en el año 2018 en la industria chilena del salmón, “bajo el concepto de uso especial, según lo permite la normativa vigente”.

Marcela Lara, subdirectora de Acuicultura de Sernapesca. Foto: Salmonexpert.

Frente a esto, Lara manifestó que toda estrategia que permita la disminución de uso de estos antibióticos y que se encuentre dentro del marco normativo “es de mucha importancia para poder contribuir a una salmonicultura sustentable, sin dejar de lado el medio ambiente y el bienestar animal. Por otro lado hay que priorizar el uso de antimicrobianos que no sean de importancia crítica para la medicina humana, según lo establece la OMS”.

Con todo, “los antimicrobianos de uso en Medicina Veterinaria deben ser autorizados y registrados por el Servicio Agrícola y Ganadero, y para su utilización se necesita diagnóstico de una enfermedad y una prescripción Médico Veterinaria”, sostuvo la subdirectora de Acuicultura en Sernapesca.

Laboratorio

Tal como puntualizó Sernapesca, este producto comenzó a usarse en la salmonicultura chilena en 2018, con un permiso especial. En cuanto a su venta a empresas acuícolas por laboratorios, Andrés Hernández, Communicator Advisor de Elanco, indicó a Salmonexpert que “actualmente, la Tilmicosina que comercializamos bajo la marca Pulmotil, está autorizada únicamente para cerdos y pollos”. Ello requiere receta médica, de parte de un Médico Veterinario.

Hernández afirmó que si se quisiera ampliar el uso de cualquier producto o molécula a una nueva especie o indicación, como es la Tilmicosina, el proceso a seguir considera los siguientes pasos:

  • Investigación y análisis exhaustivos por parte del equipo de innovación. 
  • Posteriormente, el producto debe pasar por todos los pasos necesarios de revisión y aprobación por parte de la agencia regulatoria local.
  • Un producto nuevo o una nueva indicación en la etiqueta de un producto existente sólo se puede comercializar si se cumplen todos los requisitos regulatorios y se obtiene la aprobación de la autoridad correspondiente.
  • Este proceso aplica para cualquier producto veterinario, sin importar el tipo del mismo o la especie para la que esté indicada.

Según especie y diagnóstico

Sernapesca reveló también en su reporte que del total de antimicrobianos administrados por especie en fase de agua dulce en 2019, 73,7% fue para salmón Atlántico, 10,1% para trucha arcoíris y 16,2% para salmón coho. En agua de mar, 90,8% fue salmón Atlántico, 5,7% para trucha arcoíris y 3,5% para salmón coho.

Del total de antimicrobianos administrados según diagnóstico durante 2019, en agua dulce, 53,9% fue para Flavobacteriosis, 46,1% Renibacteriosis y 0,1% para otras enfermedades. En el caso de agua de mar, destaca que 91,4% fue para Piscirickettsiosis (SRS), 7,2% para Renibacteriosis (BKD) y 1,4% asociado a Tenacibaculosis, detalló Sernapesca en su informe anual.