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“Empresas estadounidenses dicen comprar menos salmón por los antibióticos”

Chile: El intelectual británico Jim O'Neill, invitado a exponer en el Congreso del Futuro, concluyó que la resistencia a los antibióticos se produce, en alguna medida, por el abuso de ellos por parte de la industria alimentaria. "Si los productores de salmón en Chile los siguen usando, pronto nadie les va a comprar", afirmó.

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El economista británico Jim O'Neill trabajó en el sector financiero privado, fue Secretario Comercial del Tesoro Británico, se ha hecho un experto en el alto costo de enfermedades a causa de bacterias resistentes debido al uso y abuso de antibióticos. De esto y de la importancia positiva y negativa de las regulaciones y de las normas de etiquetado de los alimentos, entre otros temas, conversó el profesional con el diario El Mostrador.

O'Neill vino a nuestro país, invitado por el Congreso del Futuro, un evento que congrega a científicos e intelectuales, en Santiago y regiones, hasta el domingo. Con larga experiencia en el sector financiero, como integrante de las firmas mundiales Goldman Sachs y Morgan Stanley, también es parte de la Cámara de los Lores.

Polémica salmonicultora

En el día inaugural, en el ex Congreso, participó en el panel "Bacterias, ¿enemigas o aliadas?", donde causó polémica al afirmar que, si Chile sigue produciendo salmones con un exceso de antibióticos, pronto en los mercados internacionales les van a dejar de comprar.

El economista Jim O'neill. Fuente: Teach for all.

Estas aseveraciones tienen relación a su expertice en el campo, luego que Cameron le encargara un profundo estudio para determinar el costo y las causas del por qué muchas enfermedades que eran producidas por bacterias comunes, hoy resultan resistentes a los tratamientos. Entre las diferentes recomendaciones que emanó del informe fue dejarlos de usar masivamente por parte de la industria alimentaria, y en el caso de Chile, específicamente por parte de los productores de salmones.

"Lo que he destacado es que, ya hace dos o tres años, hemos empezado a ver empresas estadounidenses que dicen comprar menos salmón por los antibióticos. Si Chile no cambia, esa tendencia podría continuar y extender a otros mercados”, recalcó.

¿Quién es el responsable de este problema? Porque hay empresas noruegas, por ejemplo, que en su país producen con mucho menos antibióticos que en Chile.

La respuesta es muy simple: las autoridades chilenas deben crear normas más estrictas, porque las empresas simplemente siguen las leyes.

A veces las exigencias son bajas para atraer la inversión. ¿Cuál es el punto de equilibrio?

Ése es siempre el dilema. Por ejemplo, me reuní con algunas autoridades de salud. Es alentador que Chile está desarrollando una agenda en salud, siguiendo el plan de acción de la Organización Mundial de la Salud para personas, en la agricultura y la pesca, bajo un marco común. Eso es muy importante, en mi opinión, porque hoy la industria en general tiene una forma de pensar muy independiente del Ministerio de Salud, por ejemplo. Chile debe ajustar su normativa y no sólo preocuparse. Deben tener más confianza en sí mismos y no temer lo que vayan a perder. Si tomas un ejemplo contrario, como he escuchado de Brasil, usualmente en la comida los estándares son mayores para los productos de exportación que los del mercado interno. Así que si quieres fijarte en los mejores estándares a nivel mundial... debes hacer las cosas que implican.

¿Cree que es una señal de los tiempos de que los consumidores son más y más conscientes?

Creo que sí. Es muy interesante. En mi equipo solíamos bromear sobre lo que llamábamos el "Shake Shack Factor". En Estados Unidos hay una cadena de hamburguerías de moda llamada Shake Shack, y los más jóvenes que yo van a este lugar, donde le dan mucha importancia al tema de la comida libre de los antibióticos. Grandes cadenas como Mc Donald's han empezado a perder terreno y comenzado a competir, por ejemplo, con grandes anuncios en Estados Unidos sobre el origen de la carne de pollo que usan. Y creo que sin Shake Shack jamás habría sucedido. Creo que este fenómeno es, en parte, un reflejo de la sofisticación de los consumidores. Por eso, al llegar a Chile, me alentó ver las etiquetas negras en los alimentos. Ni siquiera tenemos eso en Inglaterra.

Fue una gran discusión con la industria...

Seguramente. Tiene que ver con las normas. Supongo que una de las razones por las que me invitaron al Congreso del Futuro es porque alguna autoridad chilena importante cree que el tema de los antibióticos debe ser más importante.

En ese sentido, ¿qué tan importante será en veinte o treinta años el tema del origen de los productos?

Tengo la sospecha de que será cada vez más importante, aunque no es algo sobre lo que haya reflexionado mucho. Si miro a los jóvenes británicos, tienen una mente más sofisticada sobre el bienestar general, así que tendrán opiniones más de peso sobre derechos humanos. Creo que serán grandes temas.

Lea la entrevista completa en El Mostrador