“La industria chilena debe demostrar que puede crecer lenta y sostenidamente”
Chile: El ejecutivo de DNB Bank, Alexander Aukner, afirmó a Salmonexpert que las perspectivas de menores volúmenes y de altos precios, con un marco regulatorio más estricto y actores más disciplinados, han contribuido a recuperar la confianza en el sector.
Los bancos están recuperando gradualmente la confianza en la industria chilena del salmón, y la última muestra que inyectó una nueva dosis de esperanza al sector nacional vino desde el grupo AquaChile, el actor más grande del país, que logró reestructurar sus pasivos financieros a través del acuerdo que consideró el refinanciamiento de una deuda de aproximadamente US$ 251 millones, previo prepago de unos US$ 25 millones.
¿Cuál es la razón de esta nueva actitud de los bancos hacia las empresas? En entrevista con Salmonexpert, el analista de DNB Bank, Alexander Aukner, detalló que las perspectivas de bajo crecimiento de volúmenes y la continuación de los altos precios, combinadas con un marco regulatorio más estricto y actores aparentemente más disciplinados, han contribuido a recuperar la confianza en que la industria chilena pueda ofrecer una expansión rentable en el futuro.
Aunque el escenario es positivo, todavía queda camino por recorrer, porque según el analista de la entidad financiera de capitales noruegos, la industria chilena debe demostrar que es capaz de crecer lenta y sostenidamente, a diferencia de la explosiva expansión que detonó en la crisis del virus ISA el año 2007. Eso beneficiaría al sector a nivel mundial, no solo a los actores locales, ya que la fórmula mantendría resguardados los aspectos ambientales y sanitarios, y los precios internacionales de venta elevados por más tiempo, detalló Aukner.
“Creo que la industria chilena podría administrar un crecimiento de entre un 5% a un 10% anual, esto, una vez que se fije el definitivo marco regulatorio”, manifestó el ejecutivo, agregando que los cambios normativos que se han estado aplicando en el sector salmonicultor local para controlar y desconcentrar la producción de las compañías son pasos necesarios en la dirección correcta, pese a que las empresas piensan que las modificaciones del Gobierno son insuficientes.
Es que, entre otras cosas, las compañías argumentan que los cambios normativos no apuntan a mejorar la pérdida de competitividad del sector. “Chile no tiene el mismo valor de marca que otros salmones, pero eso podría ser cambiado a través de distintos esfuerzos de mercadeo. En términos de costo, el país no debería estar en desventaja frente a Noruega si puede controlar la salud o la enfermedad de los peces”, contó el representante de DNB Bank.
Asimismo, el analista reconoció que Chile es de los países que más antibióticos utiliza en el mundo para tratar las enfermedades de los salmones y que esto afecta su competitividad en los mercados globales, pero a su juicio, el índice de uso se puede reducir mediante vacunas nuevas y eficaces, siendo un desafío de la industria nacional que se ha ido abordando con proyectos como Pincoy, Ictio Biotechnologies y el Centro de Enfermedades para la Acuicultura, que buscan mejorar la salud de los peces y el desempeño productivo.
Otro de los desafíos de la industria chilena tiene que ver con que, una vez totalmente claras las reglas del juego y mejorado desde su fundamento el sector salmonicultor, deben continuarse las fusiones y adquisiciones que se congelaron con el bloom de algas que ocurrió a inicios de 2016. “Menos jugadores permitirían una más baja cantidad de actores en cada área de producción, por lo tanto, habría un mayor control sanitario por parte de las autoridades”, aseguró Aukner.