Comer salmón: La mejor opción medioambiental

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Laura Braden, Ph.D.

Más del 45% de la superficie terrestre del planeta se utiliza para fines agrícolas, y alrededor del 75% de la tierra se utiliza para cultivar alimentos para pollos, cerdos y bovinos. La producción ganadera (incluida la carne, leche y huevos), contribuye con más del 40% del producto interno bruto agrícola mundial, y utiliza alrededor de un tercio del agua dulce del mundo.

La producción mundial de carne en tierra tiene varios inconvenientes graves. Por ejemplo, algunos informes recientes han vinculado la industria de la carne con el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las vacas necesitan mucho espacio y, para conseguirlo, se han talado grandes hectáreas de bosques. Estimaciones recientes sugieren que, sólo en América del Sur, 136 millones de hectáreas de selva han desaparecido para servir al mercado de la carne. De hecho, entre media y una hectárea por segundo son taladas en selvas tropicales para este fin, lo que lleva a una gran destrucción de hábitats y la extinción de las especies que los habitan.

La producción de carne requiere 28 veces más tierra, 11 veces más agua (una libra de carne requiere aproximadamente 2.500 galones de agua), y produce 5 veces más emisiones nocivas para el medio ambiente (por ejemplo, metano y dióxido de carbono), que la producción de cerdo o de pollo. De hecho, algunas estimaciones indican que la industria del ganado contribuye con más gases de efecto invernadero que todo el sector del transporte.

En su conjunto, no hay ninguna otra actividad humana que tenga un mayor impacto en el planeta que el sector de la producción de carne con base en tierra.

La investigación ha demostrado, en repetidas ocasiones, que la producción de carne de vacuno y cerdo no es sustentable para nuestras poblaciones en crecimiento. Se espera que la producción de carne se duplique para el año 2020, y la mayor parte de este aumento se desarrollará a través de sistemas de producción animal industrializados. Estas tendencias tendrán importantes consecuencias perjudiciales sobre el medio ambiente mundial.

Acuicultura y pesca

Sin embargo, no toda la producción de proteína es igual. Las agencias ambientales están empezando a ver que los peces podrían representar la opción más sustentable para alimentar a las masas.

La organización de estándares ambientales Seafood Watch, está revisando el impacto que la acuicultura y la pesca tiene sobre el cambio climático, y creen que la menor emisión de carbono frente a la producción de carne y otros animales podría ser un punto de comercialización para la industria.

En septiembre, en su intervención en la Napa Seafood Summit, el gerente de negocios de Seafood Watch, Shawn Cronin, detalló cómo la industria ganadera genera las más altas emisiones de carbono (y, por lo tanto, el mayor impacto). Cronin dijo que como las altas emisiones de gases de efecto invernadero constituyen una gran parte del impacto ambiental, Seafood Watch considera que la situación debería monitorearse.

Dado el menor impacto de la producción de pescados y mariscos, Cronin cree que la industria podría comercializar el consumo de pescados y mariscos como una opción ecológica. "Si quieres hablar de impacto ambiental en comparación con otras proteínas, existe una verdadera oportunidad de destacarse como una industria de bajo impacto ambiental cuando se trata de gases de efecto invernadero ", dijo.

Salmón de cultivo

La salmonicultura es uno de los métodos de producción de alimentos más eficaces e utilización de recursos. El salmón (1,2 kg de alimento para producir 1 kg de salmón; 1,2: 1), es más del doble de eficiente que la carne de cerdo (3,2: 1) y de pollo (2,0: 1) en la conversión de alimento a energía. En tanto, el ganado de vacuno (8,0: 1), es muy pobre en la conversión de alimento en energía, y esta débil eficiencia tiene un efecto significativo sobre la huella de carbono (Echel y col, 2014).

En un estudio publicado en las actas de la revista de la Academia Nacional de Ciencias, el ganado -especialmente los alimentados con granos- tienen una mayor demanda de suelo, agua y alimento en comparación con cualquiera de las aves de corral o cerdo, como también una mayor huella de carbono.

Aunque esta investigación no incluyó salmón de cultivo, los primeros estudios han demostrado claramente cómo la producción de salmón tiene la misma huella de carbono, o más baja, que la producción de productos cárnicos de origen terrestre. Un grupo de investigación de Noruega independiente (Sintef), mostró en el año 2009, que la huella de dióxido de carbono del salmón noruego de cultivo es de 6,4 libras. En tanto, la huella de dióxido de carbono del productor de carne de vacuno asciende a las 66,1 libras, mientras que la de la carne de cerdo y pollo son 13 y 6 libras, respectivamente.

Un estudio similar llevado a cabo por el Grupo de Trabajo Ambiental y CleanMetrics Corp en el 2011, también llegó a las mismas conclusiones, afirmando que el salmón de cultivo es una mejor alternativa a la carne de vacuno.