“Yo no creo que haya gente en este Gobierno en contra de la salmonicultura”
Chile: El diputado por la Región de Los Lagos, Jaime Sáez, manifestó: “la actividad salmonicultura puede operar sosteniblemente fuera de áreas protegidas”, por eso apuesta al avance de relocalizaciones.
Un amplio debate se ha generado en la industria, luego que el Gobierno mostrara que mantiene sus intenciones de quitar concesiones salmonicultoras de toda área protegida. Al respecto, el diputado del distrito 26 en la Región de Los Lagos, Jaime Sáez, detalla a Salmonexpert su visión.
¿Está a favor de mantener concesiones salmonicultoras en algunas áreas protegidas o deben quitarse de todas?
La actividad industrial, sea la salmonicultura u otra actividad industrial de gran escala, es incompatible con el objeto de conservación de un área protegida. Yo creo que eso es algo sobre lo cual hay suficiente evidencia científica y también empírica. Basta observar los negativos impactos que ha registrado la industria salmonera en los canales australes, por ejemplo en el canal de Beagle, a través de las faenas ilegales que ha realizado, por ejemplo, Nova Austral.
Por lo tanto, me parece que aquí lo que tiene que establecerse es una política pública seria que permita avanzar en relocalizaciones de las concesiones acuícolas para que efectivamente puedan salir de las áreas protegidas y establecerse en sitios que estén destinados para la actividad industrial. Yo creo que eso es posible, eso requiere planificación, ordenamiento y un compromiso por cumplir con la ley y ahí hay empresas que en definitiva hoy día han estado alejadas de aquello.
¿Por qué deberían salir concesiones acuícolas de toda área protegida, como plantea el Gobierno, no pueden operar sosteniblemente allí?
Yo creo que la actividad salmonicultura puede operar sosteniblemente fuera de las áreas protegidas. ¿Pero en áreas protegidas? No.
Se ha dicho que el salmón Atlántico es una especie invasora y exótica, y por eso, debe salir de áreas protegidas. Exótica es, pero, es discutible científicamente que sea invasora, ¿qué opina?
Insisto en mi respuesta anterior. Me parece que las actividades industriales, más aún cuando se trabaja con recursos hidrobiológicos o especies exóticas que pudieran tener un potencial invasor, está pesquisado por la ciencia no solo en el mundo acuícola sino también en actividades con animales terrestres. En la Patagonia tenemos una triste experiencia con el manejo de especies exóticas.
Me parece que efectivamente la actividad acuícola, tal como señalé, puede erradicarse dentro de áreas protegidas, Pero también es cierto que existe una deuda de parte del Estado de Chile principalmente, a través del Ministerio de Defensa, para poder avanzar en relocalizaciones y, en aquello tenemos que abocarnos para que las áreas protegidas estén destinadas a cumplir su objeto mandatado por ley que es la conservación y preservación de sus ecosistemas para las futuras generaciones.
¿Cree que este debate se ha llevado más bien al ámbito ideológico, politizado, más que para la discusión técnica?
Acá se está actuando primero en función de lo que mandata la ley, ni más ni menos. Ahí yo creo que no hay ningún sesgo ideológico, sino un trabajo de parte de la ministra Maisa Rojas, liderando el Ministerio de Medio Ambiente de hacer cumplir la ley y fortalecer la institucionalidad medioambiental en Chile, con el fin de entregar certeza jurídica dentro de los parámetros técnicos y legales que tienen las instituciones públicas a la hora de actuar.
En segundo término respecto a cómo se desarrolla la sostenibilidad dentro de la industria acuícola me parece que ahí, más que una discusión ideológica, tiene que haber una mirada tanto de presente pero también estratégica hacia el futuro.
La industria salmonicultora es una industria importante para la economía de Chile y principalmente para las economías del sur austral de nuestro país. Eso no está en discusión, no está en discusión los avances que han registrado en los últimos años en materias laborales, en inclusión de mujeres, en mejoras salariales, en una serie de parámetros donde la industria ha dado un salto importante de calidad y eso se reconoce y se valora.
Lo que tenemos que entender es que el sur de Chile tienen un valor ecológico para la humanidad, para el planeta. Somos reservas de la biosfera en un contexto de crisis climática que amenaza no solo al desarrollo de la sociedad sino que también amenaza la supervivencia de muchas especies. Y esto es una realidad innegable, no es ideología,
¿El Gobierno y algunos parlamentarios, están en contra de la salmonicultura y de su ecosistema que ha demostrado desarrollo regional?
Yo no creo que haya gente ni este Gobierno, ni los anteriores, ni ningún poder del Estado que estén en contra de la salmonicultura. No hay parlamentarios que estén en contra del desarrollo de la salmonicultura, al menos los que representamos a regiones donde esta industria está presente.
Quienes representamos a las regiones del sur de Chile en el Congreso tenemos absoluta claridad de cuál es el aporte que realiza la salmonicultura a la economía regional. Y reconocemos el liderazgo internacional que tiene Chile como potencia exportadora en esta materia. Y por lo mismo, me parece que ese liderazgo internacional requiere también una legislación de primera categoría, una legislación que sea acorde al liderazgo.
¿La industria salmonicultora, a su juicio, genera más impacto que otras ligadas a proteínas?
Yo creo que esta industria tiene parámetros y estándares más exigentes que otras industrias de proteína animal como las plantas faenadoras de cerdo, por ejemplo. No obstante, todas esas otras industrias cárnicas trabajan y funcionan sobre espacios que son privados.
No así la salmonicultura, la cual opera sobre bienes que son comunes y que por eso funcionan bajo el régimen de concesiones. El mar no es privado, sino que de todos, por lo tanto la regulación que requiere es especial.
¿Qué sucede con la sobreproducción? Me parece que son cuestiones sobre las cuales los gremios empresariales están permanentemente comparando con lo que hace Noruega, un Estado que entrega beneficios, pero también fija un marco normativo férreo. En ese sentido, si es que ellos pretenden tener un Estado que colabore, tienen que aceptar que el Estado de Chile tiene que poner reglas que sean claras y que no solo favorezcan el negocio de ellos, de los salmoneros, sino que también a otras actividades económicas.
¿De qué manera puede operar sosteniblemente la industria del salmón en Chile?
En primer lugar, la industria tiene que adquirir conciencia de que trabajan sobre bienes comunes, y que además, su funcionamiento ocurre en ecosistemas que tienen determinadas capacidades de carga. En ese sentido, cuando tú sobrepasas las barreras de la naturaleza, tiene implicancias negativas. Creo que esa es una primera cuestión que tiene que estar muy clara y que no todas las empresas asumen con absoluta conciencia.
En segundo lugar, yo creo que tiene que haber también una mirada respecto a la importancia estratégica que tiene para las economías regionales, que es creciente en las últimas décadas. Por lo tanto, ese también es un llamado a la responsabilidad con el futuro, de cómo esta actividad es capaz de mantenerse y de tener un crecimiento que sea sostenido y ordenado, que no sobrepase los límites de la naturaleza.
Y en último término, yo creo que es importante comprender que a pesar de la importancia que tienen, no están por sobre otras actividades. No están por sobre las leyes. Aquí hay empresas que han cometido fraudes medioambientales, contables y que han puesto en tela de juicio la imagen país a la hora de hacer negocios con inversionistas extranjeros. Creo que ese bajo nivel a la hora de hacer negocios no es aceptable y no se puede callar, sino que sacar lecciones para que efectivamente la industria se pueda proyectar con calidad.