Bomba de Leonardo da Vinci para pisciculturas no atrae el interés de los inversionistas

Knut Brinch afirma que, en condiciones óptimas, su bomba patentada necesita utilizar sólo el 10% de la energía que utiliza una bomba estándar, aprovechando la energía del agua que fluye hacia abajo para bombear agua nueva hacia arriba.

"Creo que reducir el consumo de energía en un 90% para mover, en este caso, 1.000 toneladas de agua a una altura de 10 metros y conseguir el mismo rendimiento es algo revolucionario. Este ahorro supone un gran avance en materia de eficiencia energética, que a su vez podría dar lugar a enormes reducciones de costos y a efectos medioambientales positivos", señaló Brinch.

¿Dónde están los inversionistas?

A pesar del potencial, los inversionistas se han mostrado reticentes. Según Brinch, esta invención debería haber llamado su atención.

"Supongamos que la invención ahorra el 90% de 298.365 kWh y calculamos el ahorro del cliente a lo largo de cuatro años con un factor de beneficio de 5x. En ese caso, no necesitamos vender más de 1.862 bombas para obtener una valoración de patente de 10.000 millones de coronas noruegas”, indicó Brinch, agregando estar desconcertado por la falta de interés.

"Con el ahorro energético que suponen estas bombas, no sería descabellado suponer que es posible vender unos cuantos miles de bombas, lo que a su vez debería haber despertado el interés de los inversores", afirmó el profesional.

La visión de Leonardo da Vinci hecha realidad

La historia de la bomba de gravedad cero tiene una dimensión histórica interesante. En la página web del Museo Galileo hay un dibujo original del Códice Atlántico de Leonardo da Vinci que muestra una bomba de agua mecánica autopropulsada. El museo también ha creado una animación de la bomba. La bomba de Da Vinci utiliza la energía del agua que fluye hacia abajo para bombearla hacia arriba. Este es el mismo principio utilizado en la bomba de gravedad cero.

"La diferencia es que la tecnología actual está 600 años por delante de la que tenía Leonardo. En su época, dependía de la fuerza manual con baldes, una limitación que actualmente no existe", detalló Brinch.

La búsqueda de apoyo

A pesar de creer en su proyecto, Brinch lucha por conseguir el apoyo de los inversionistas. "En el ecosistema de innovación de Noruega, los inventores a menudo se enfrentan a la pregunta '¿Has hablado con Innovation Norway?', una forma sutil de decir 'No nos interesa el riesgo'".

En cuanto a probar suerte con inversión pública, Brinch aclaró que "para cualquiera que se toma en serio sus derechos de propiedad intelectual, el financiamiento público puede parecer como cavar su propia tumba, con una pala brillante marcada como 'apoyo estatal'".

"La ironía es que es precisamente rompiendo las reglas como los empresarios crean innovaciones revolucionarias. Pero aún así tienen dificultades para conseguir inversiones porque se espera que cumplan las reglas. Como dijo una vez Sir Douglas Bader: 'Las reglas son para la guía de los sabios y la obediencia de los tontos'", añadió el experto.

Sequía en el mundo de las patentes

Brinch ha hablado con varias de las oficinas de patentes más importantes de Noruega en relación con los problemas de encontrar apoyo. A su juicio, las perspectivas de obtener apoyo son muy escasas y, en la actualidad, se puede decir que no hay financiamiento para las patentes. "Esto no refleja las declaraciones de los políticos de que la industria noruega está en auge".

La propiedad noruega de las tecnologías, apuntó Brinch, está directamente vinculada a las patentes de los inventores y a su propiedad privada.

"Si la propiedad no está protegida mediante patentes, Noruega pierde en el sector de la innovación y la tecnología. En ese caso, todos los inventores deben buscar inversionistas extranjeros, que también son reacios a invertir en Noruega debido a los problemas que plantea la tributación de los activos", manifestó Brinch.

De acuerdo con Brinch, la propiedad noruega de las tecnologías está directamente vinculada a las patentes de los inventores y a su propiedad privada. Si la propiedad no está protegida mediante patentes, Noruega es perdedora en la industria de la innovación y la tecnología.

La oficina de patentes

Elisabeth Ohm es abogada y directora del departamento de patentes de la empresa de patentes Acapo (anteriormente Oficina de Patentes de Bergen). Es responsable de los asesores de patentes y del trabajo relacionado con las patentes.

La profesional confirmó que actualmente hay dificultades generales con el interés de las inversiones, no sólo relacionadas con ideas patentadas.

"El problema es la inversión en empresas noruegas en general. Esto tiene que ver con la disposición a asumir riesgos, pero también con la capacidad de promocionar la invención o la solución técnica de la empresa. Si no se consiguen inversiones en la empresa, los costos de asegurar los activos intangibles, como las patentes, en las empresas se hacen más difíciles, porque son costosos. Si no se han asegurado los derechos de la solución técnica, es correspondientemente difícil conseguir inversores que puedan impulsar la empresa y el desarrollo técnico, así como más patentes", precisó ella.

"Esto aumentará el valor de la empresa y proporcionará una base para más inversores. Así que se puede hablar de un círculo vicioso, o al menos de un círculo", agregó Ohm.

La abogada cree que esto se debe a varios factores. "En Noruega y entre los políticos no se entiende bien que no se puede innovar sin tener en cuenta los derechos. En los últimos cuatro años, sólo se ha hablado de 'innovación, innovación, innovación', y ahí se acaba todo", opinó.

Ohm señaló que Noruega lleva demasiado tiempo siendo proveedor de materias primas. "Hasta ahora no se había entendido bien cómo desarrollar soluciones técnicas y cómo garantizar que estas soluciones se siguieran procesando. De esta manera, uno puede independizarse de las materias primas, como el petróleo y el gas, y tener empresas que crezcan y puedan proporcionar puestos de trabajo e ingresos fiscales a Noruega. Sin embargo, nuestros países vecinos, Suecia y Dinamarca, sí lo han hecho".

¿Inversionistas extranjeros?

"No creo que sea más fácil encontrar inversionistas extranjeros. Son los primeros que te preguntan cómo has conseguido tu solución técnica. Si no tienes nada por escrito que acredite que eres la fuente y que tienes derecho a seguir adelante con ella, que nadie más puede utilizar tu solución y que es propiedad de la empresa, entonces tampoco hay ningún interés extranjero en invertir", indicó la abogada de patentes.

Elisabeth Ohm describió las consecuencias de la situación actual para el desarrollo empresarial noruego. "Perdemos la posibilidad de independizarnos de las materias primas que caracterizan a Noruega, y perdemos competencia, mano de obra, puestos de trabajo, ingresos fiscales, etc. Todas las condiciones que deberían asegurar a AS Norway en el futuro se vuelven inciertas". 

La realización de un sueño de 600 años

Pese a todo, Brinch sigue siendo optimista. "La conexión de nuestra bomba patentada con la visión de Leonardo da Vinci aporta un significado histórico que debería despertar tanto la curiosidad como el entusiasmo. Si los inversionistas pueden ignorar los riesgos de la innovación en las primeras etapas, pueden ayudar a hacer realidad un sueño que se esbozó por primera vez hace más de 600 años", argumentó.

Como último recurso, considera entregar la patente a una empresa china a cambio de regalías, ya que China tiene el mercado de acuicultura más grande del mundo.

"Si tengo regalías del 5% sobre una bomba producida para el mercado de acuicultura más grande del mundo en China, seré increíblemente rico".

Al mismo tiempo, Brinch ve esta venta como un ataque a los políticos noruegos, que prefieren invertir en capital de trabajo en lugar de innovación y propiedad de tecnologías patentadas.

Queda por ver si este invento acabará siendo una nota al pie de la historia o se convertirá en el próximo gran avance. El primer paso es encontrar a alguien dispuesto a correr el riesgo.

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