Columna de Opinión
El “synco” salmonero
Carlos Odebret acusa que el sistema de boyas oceanográficas para tener información de la industria en tiempo real, lanzado por Subpesca, no muestra resultados: son 15.000 millones de pesos "desperdiciados".
*Columna de opinión para Salmonexpert de Carlos Odebret, presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes.
El utópico proyecto “Synco” o “Cybersyn” de Salvador Allende fue un sistema cibernético para planificar y gestionar la economía chilena en tiempo real.
En una oficina diseñada al estilo de Star Trek, en pleno centro de Santiago, recibían la información desde las fábricas recientemente estatizadas a lo largo del país para emitir alertas para la toma de decisiones económicas de forma centralizada.
La burocracia se cubría con el velo de la tecnología, entregando una imagen futurista del gobierno de Allende para diferenciarse de los socialismos de la URSS y Cuba.
En tiempos recientes, por mandato de la Ley de Pesca y Acuicultura, un reglamento de la Subsecretaría de Pesca fija la obligación a la industria salmonicultora de monitorear en cada agrupación de concesiones en el mar (barrios) diversas variables oceanográficas. Gran idea usar la tecnología para estudiar el mar interior, una condición necesaria para la sustentabilidad de la salmonicultura, así como para contribuir con información para la conservación y desarrollar la ciencia que tanto necesitamos.
Para su implementación, se creó un sistema donde a través de la instalación de boyas oceanográficas se transmiten en tiempo real 12 variables oceanográficas. Cada dato es recibido en las oficinas del Instituto de Fomento Pesquero quienes, en teoría, tienen la tarea de analizar la información y luego proveer de datos para que autoridades y empresas tomen las mejores decisiones con base científica. Todos felices ¡Gran solución!
En régimen, el costo anual de este sistema para la industria del salmón será de $15.000 millones. A dos años de su implementación, el “Synco” de la oceanografía del mar interior del sur de Chile, no tiene resultados, o más bien tiene, pero no se usan.
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Si, leyó bien, no se usan. Básicamente se desperdiciarán $15 mil millones anuales.
Sólo para hacer un parangón, el barco oceanográfico “Dra. Barbieri” construido por Asenav e inaugurado el 2023 tuvo un costo total de $13.000 millones, es decir, con el mismo monto de las boyas, Chile podría construir un barco científico cada año. También, con este presupuesto, es posible desarrollar y fortalecer los centros de investigación, considerando que el Fondo de Financiamiento de Centros de Áreas Prioritarias (Fondap) tiene una asignación anual de $10.000 millones para el financiamiento basal de 12 centros de excelencia a lo largo del país.
Otra alternativa sería fortalecer el capital humano. Usando como referencia el gasto unitario por alumno del programa becas chile, en régimen, se podrían financiar casi 1.000 becas de doctorado en el extranjero.
Pero no, desperdiciamos los recursos para la ciencia. Se olvidan en una oficina los esfuerzos privados, que exigidos por ley, buscan entregar información para construir políticas públicas que le den sostenibilidad a la industria del salmón. Están los datos, la inversión hasta ahora es de $2.700 millones, pero nada se hace con ello.
A dos años de marcha blanca del sistema de monitoreo sin resultados, llegó la hora de repensar y evaluar nuevas alternativas que agreguen valor a la sociedad, evitando así la burocracia cibernética de este Synco oceanográfico y el despilfarro de recursos que éste significa.