Expertos analizan las amenazas y riesgos del cambio climático en la salmonicultura
Chile: Menores aportes de agua dulce, aumento de las floraciones de algas nocivas y un incremento en las parasitosis serían los riesgos más evidentes en la salmonicultura chilena.
A fines del año pasado, el Ministerio de Medio Ambiente lanzó la herramienta online “Atlas de Riesgos Climáticos” (ARClim*), una plataforma centralizada que incluye una colección de mapas con información cartográfica relevante asociada a riesgos climáticos en Chile para 12 sectores, donde se incluye la acuicultura.
ARClim resume las amenazas más comunes como las asociadas al decrecimiento en los aportes de agua dulce, aumentos en la temperatura del agua debido a incrementos en la temperatura del aire y mayor radiación, y las divide en tres categorías: pérdida de producción por menor provisión de agua dulce, pérdida de biomasa por Floraciones Algales Nocivas (FAN) y aumento de parásitos.
Producción en agua dulce
Los resultados del análisis y generación de los mapas de riesgo para la producción de salmones tanto en agua dulce como en mar, fueron revisados en profundidad en el artículo “Amenazas y riesgos del cambio climático en la salmonicultura” de la nueva edición de Revista Salmonexpert.
En cuanto a los mapas para agua dulce, estos fueron realizados por nueve científicos chilenos encabezados por el Dr. Jorge León-Muñoz, académico de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) e investigador asociado del Centro Incar.
Los resultados sugieren que actualmente más de 1/4 de la producción de la industria en agua dulce se genera en áreas donde los niveles de provisión de agua dulce debiesen decrecer, dada la sinergia entre: un clima futuro más seco y cálido y la existencia de altos niveles de deforestación, habilitación y sustitución del bosque nativo en las cuencas tributarias.
Frente a estos resultados, el Dr. León-Muñoz, explica que en los próximos 30-50 años hay una alta probabilidad de que los rangos de precipitación sean menores.
“Va a cambiar la distribución de la lluvia en el tiempo y también la intensidad. En su conjunto, todo esto va a hacer que los ríos tiendan a ser diferentes respecto a los que actualmente observamos, serán menos predecibles y los periodos de sequía hidrológicas debiesen ser más prolongados”, señala el experto.
Debido a lo anterior, el Dr. León-Muñoz sostiene que la provisión de agua dulce para las pisciculturas va a disminuir y la calidad de agua será peor, por lo que llegó el momento de que la industria comience a preocuparse del entorno.
“Actualmente, la salmonicultura sólo piensa en las pisciculturas y las fuentes de captación de agua, esteros, ríos y pozos y ahí se acabó la discusión, pero son escasas las pisciculturas y empresas que hacen o proyectan manejos/acciones a nivel de cuenca, no les importa lo que está aguas arriba del punto de captación. Esto es un problema no menor, más aún si pensamos que la salmonicultura es solo uno de los actores que dependen del acceso a fuentes de agua estables y de alta calidad”, indica el especialista.
Salmonicultura en mar
Por otro lado, el estudio del análisis de riesgo de la fase de agua de mar, pronostica el riesgo de perder biomasa por el potencial incremento de FAN debido a la disminución de precipitaciones, resultando en un mayor número de días y períodos secos (Tabla 1).
Además, se suma la posible pérdida de biomasa por incremento de parasitismo (caligidosis y amebiasis branquial), también debido a la reducción de las precipitaciones, resultando en menores ingresos de agua dulce a fiordos y mares interiores, derivando en un aumento de la salinidad del agua.
La Dra. Doris Soto, investigadora del Centro Incar quien lideró esta parte del estudio, comenta que a pesar de no incluir en esta investigación la variable de incrementos en la temperatura del océano, la mayor disponibilidad de luz propiciaría también un mayor calentamiento de las capas superficiales del mar, llevando a otros impactos significativos para la acuicultura.
“La solubilidad del oxígeno disminuye con el incremento de la temperatura y también de la salinidad, de tal forma que este sería un factor indirecto adicional de gran relevancia para el bienestar de los peces en cultivo y del ecosistema”, describe la Dra. Soto.
Según especifica la Dra. Soto, las medidas de adaptación al cambio climático más relevantes involucran mejores prácticas de manejo de los centros de cultivo, mejor gestión de los barrios y de los ecosistemas; donde una producción acorde con la capacidad de carga de los ecosistemas es esencial para asegurar la resiliencia de estos a variaciones y tendencias climáticas, por ejemplo, incremento de la salinidad o de la temperatura.
“Un ecosistema saludable podrá además absorber más CO2 y así contribuir a mitigar el cambio climático. En el ejercicio del proyecto ARClim hicimos una modelación simple para reducir el riesgo de la salmonicultura al cambio climático y ello se lograría con una distribución espacial mas estratégica de la producción acorde con la capacidad de carga estimada de los ecosistemas y también con una reducción de la densidad productiva por barrio”, apunta la experta.
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