Fondos que transforman e impulsan el desarrollo comunitario en zonas salmonicultoras

Foto: Xiamara Santana / Cargill.

Proyectos financiados por empresas salmonicultoras en áreas donde operan, muestran cómo la colaboración entre industria y comunidad mejora calidad de vida, preserva tradiciones y promueve sostenibilidad.

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La industria del salmón en Chile ha encontrado en los fondos concursables una manera efectiva de retribuir y fortalecer a las comunidades en las regiones donde opera. Desde biofertilizantes orgánicos hasta proyectos de infraestructura comunitaria, estas iniciativas impactan positivamente en el desarrollo local, impulsando sostenibilidad e innovación social.

Uno proyecto destacado es el “Biofertilizante Orgánico” de la agrupación Ovinas Los Arrayanes de Lemuy, financiado por Mowi Chile. María Isabel Ojeda, presidenta de la agrupación, explicó que adquirieron un biodigestor para convertir el excremento ovino en fertilizante natural y gas. 

“Los fertilizantes comerciales son costosos y no siempre naturales, por eso optamos por crear nuestro propio biofertilizante y producir gas para cocinar”, comentó Ojeda, dando cuenta que este proyecto no solo optimiza recursos locales, sino que promueve la autosuficiencia y prácticas agrícolas sostenibles.

En la Villa Santa Lucía, comuna de Chaitén, la Junta de Vecinos Valle El Frío logró implementar el proyecto “Villa Santa Lucía libre de microbasurales”, financiado por Salmones Camanchaca. La adquisición de 12 contenedores permitió controlar los basurales espontáneos, mejorando el entorno. “Estamos muy contentos y agradecidos. Este apoyo transforma nuestro entorno y nos motiva a seguir postulando proyectos para hermosear nuestra localidad”, manifestó Gloria Gesell, presidenta de la JJVV.

Por su parte, la Agrupación de Agricultores PDTI de Hualaihué, beneficiada por Ventisqueros, ha logrado rehabilitar una sede social en Hornopirén. Ida Huilquiruca, presidenta de la agrupación, detalló que “gracias a estos fondos, hemos cambiado el techo, remodelado baños y equipado una cocina que pronto tendrá resolución sanitaria, permitiéndonos comercializar productos locales, potenciando el desarrollo de 102 usuarios, entre agricultores, artesanos y pescadores artesanales”.

Otra experiencia valiosa proviene del Comité de Trabajo Capilla San José de Colaco, que, con apoyo de Cargill, financió el cierre perimetral del cementerio local. Erica Almonacid, tesorera del comité, subrayó que “para nuestra comunidad rural, la capilla y el cementerio son espacios clave. Este proyecto nos permitió concretar un anhelo de años. Estos fondos, aunque parezcan modestos, generan un impacto significativo en zonas como la nuestra”.

En conjunto, estos proyectos evidencian que los fondos concursables no solo solucionan problemáticas específicas, sino que promueven un desarrollo sostenible, equilibrado y armonioso. Además, refuerzan la relación entre la salmonicultura y las comunidades, generando un modelo de crecimiento con sentido de pertenencia y responsabilidad social.

La experiencia de estas comunidades demuestra que la salmonicultura no solo es un motor económico, sino también un agente de cambio social. Iniciativas como las impulsadas por Mowi, Salmones Camanchaca, Ventisqueros y Cargill reafirman que el desarrollo territorial debe construirse con y para las personas.

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