Comentarios sobre la vinculación de la salmonicultura con los territorios
Chile: El Dr. Jorge Yaitul afirma que es necesaria una regulación que profundice la colaboración con las zonas en los cuales se emplaza esta importante actividad acuícola.
*Columna de opinión para Salmonexpert de Jorge Yaitul Stormansan, Dr. en Economía Regional, Académico del Departamento de Ciencias Sociales ULagos, Investigador visitante en el Departamento de Economía de la U. de Jaén, España.
En un artículo publicado en el 2018 nos hacíamos una serie de preguntas, entre otras: ¿Puede la industria de salmones intensiva en el uso de recursos naturales llegar a ser sustentable? Y, ¿qué función tienen las instituciones?
Conforme a ello, es oportuno recordar que la evolución de la salmonicultura local se configura como un sistema de sistemas, en el cual, no solo ha sido el territorio, o la calidad de las aguas, o la oportuna acción del empresario local o los mercados capaces de ocupar los espacios que desde el Estado chileno se promovieron y promueven como oportunidades para iniciar operaciones en este rubro.
No sólo fue la institucionalidad que se fue construyendo y que sirvió de sustento al sector. Ha sido todo, y cada uno de estos elementos, los que fueron dando forma al sector salmonicultor nacional.
En este entramado, en el ámbito ambiental se instala una legislación cada día más vigorosa, con propósito de ley marco, en la cual se instaura un aparato público de regulación ambiental. Esta creación institucional, se acompaña con un conjunto de reglamentos y de legislaciones sectoriales específicas que se refieren, tanto a la explotación y uso productivo anclado en recursos naturales, como al ordenamiento territorial y de derechos de uso de bienes comunes.
La evolución institucional de este sector industrial, materializada en la institucionalización de diversos organismos, leyes, reglamentos; todos, mecanismos suministrados desde el Estado chileno, no fue un conjunto de reglas neutrales para el crecimiento económico o de protección medioambiental. Es una evolución que va de la mano e interactúa con los cambios que se van produciendo en el medio biofísico, la industria, y los mercados. Estos, a través de los años, van a jugar un papel relevante en la transformación y la consolidación de la industria.
En otras palabras, en Chile surgió un modelo integrado donde participan el régimen normativo, los actores del sistema de gobernanza, las instituciones que se crean y evolucionan a través de estos años, los empresarios y el conocimiento científico. En ese modelo -bajo una óptica restrictiva del término- las instituciones representan un sistema legal que reconoce y garantiza derechos constitucionales en que se funda el ejercicio de la actividad salmonicultora y establece las limitaciones a que se encuentra sometida la producción industrial.
Como se conoce, desde 1990 la legislación ambiental en Chile ha ido incorporando nuevas exigencias, agregando variables ambientales en los estudios, considerando impactos y procesos de mitigación asociados a la salmonicultura. Así, entonces, en ese modelo participan diversas instituciones estatales que cumplen diferentes tareas en relación a la ejecución de sus funciones en el sistema de sistemas.
La industria salmonicultora dejó de ser una actividad que involucraba sólo a los productores. En la actualidad, interactúa un agregado heterogéneo de actores sociales, políticos y económicos, que en conjunto resuelven dilemas y problemas relacionados con la producción y las externalidades de la industria. En efecto, los empresarios operan sus actividades, pero para poder hacerlo deben someterse a procedimientos de evaluación medioambiental y fiscalizaciones, donde participan autoridades institucionales, organizaciones sociales y centros académicos.
Finalmente, como hemos señalado, la evolución de la salmonicultura local que se configura como un sistema de sistemas, presenta algunos desafíos. Así, entonces, se nos muestra la necesidad de actualizar normas y procedimientos, impulsar una agenda de reformas en la materia que fortalezca las funciones del Estado chileno, pero que al mismo tiempo se ajuste al contexto, a los impulsos de crecimiento del sector, y que profundice la colaboración con las zonas en los cuales se emplaza esta actividad.
Esta vinculación-cooperación plantea un desafío particular en el cual -en estas condiciones- la industria, las comunidades, la autoridad pública y universidades son reclamadas para construir un nuevo pacto regional que, en una labor acoplada, se vean favorecidas. Tal vez, una nueva forma de ver el racimo productivo.