ONGs acusan a la industria por últimas muertes de salmones
Chile: Dicen que químicos para tratar infecciones y parásitos y exceso de nutrientes ayudó en este evento. Productores señalan que el problema sólo se debe al alza de temperatura del agua por El Niño.
En las últimas semanas, al menos 26 mil toneladas de salmones de cultivo han muerto en la Región de Los Lagos. ¿La razón? Una microalga tóxica llamada rafidoficea Chattonella marina, que proliferó por las altas temperaturas del agua debido al fenómeno de El Niño, ayudada por las aguas calmas y el exceso de luminosidad que favorecen su fotosíntesis. Su presencia, conocida como bloom, disminuye la concentración de oxígeno del agua afectando a peces, dañando sus branquias y matándolos, según informó La Tercera.
Es la explicación de la industria y las autoridades de pesca, pero algunos científicos tienen otras que apuntan directamente a los productores.
Héctor Kol, biólogo y asesor acuícola de la Fundación Pumalín, dice que desde enero se viene registrando una gran mortalidad de salmones en Quinchao, Chiloé, y que en las últimas semanas llegó a Calbuco, por lo que sí hubo tiempo para prevenir la situación. Por lo rápido del avance de las algas y la cantidad de salmones muertos, cree que la pérdida para la industria será superior a la del virus ISA.
Además, planteó que la única razón por la que la salmonicultura ha tenido resultados en Chile es por las “cantidades exorbitantes de productos químicos para combatir las patologías que afectan a los salmones en un mar que desconocía los antibióticos, desinfectantes y colorantes”.
“La infestación por Caligus o piojo de mar obligó a la industria a usar insecticidas. Pero el piojo es un controlador biológico natural de las microalgas. Aquí se rompió el equilibrio biológico con millones de litros de pesticidas”, explicó Kol.
Sandra Ríos, del Centro de Estudios del Desarrollo Regional de la Universidad de Los Lagos dice que el cultivo de salmón tiene varios impactos en la biodiversidad. Uno es la alimentación de los peces, también responsable de la última mortandad. “Genera nutrientes en el agua que superan la capacidad de asimilación del ecosistema, bajando el oxígeno del agua y aumentando las algas”, dijo. Esta alza de algas puede provocar, además, la aparición de una mucosidad que cubre las branquias de los peces causando infecciones que matan a los salmones y otras especies.
Alejandro Buschmann, también investigador de la Universidad de Los Lagos, coincide. El cultivo de salmones, dice, genera carbono y fósforo, que se depositan bajo las balsas jaula. Estos provienen principalmente de las fecas de los salmones y del alimento que no ingirieron. A ellos se suma el nitrógeno, que queda disuelto en el agua. Todos provocan la eutrofización costera o pérdida de oxígeno de las aguas que causa “muchos problemas ambientales”, como el crecimiento de algas no deseadas, explicó.
Sin estudios científicos
La visión del Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal) perteneciente a la Asociación de la Industria del Salmón (Salmonchile), es otra. “No hay ningún estudio científico, serio y riguroso que respalde eso. Existen lugares donde no hay acuicultura y ocurren también fenómenos de floración de microalgas”, dice Alfredo Tello, gerente general del organismo.
Alejandro Clément, gerente general de Plancton Andino cree que son las anomalías meteorológicas de este verano las que explican el fenómeno. Sobre todo, de la radiación solar (que favorece la fotosíntesis de algas) y que enero ha registrado niveles “muy, muy altos”. A eso se suma que casi no ha habido lluvias en 60 días, lo que también influye. “Hemos tenido uno de los veranos más calurosos y secos de los últimos años en el sur. El casco de hielo del volcán Osorno casi se ha derretido por completo”, explicó, por la condición climática: “extremadamente seca y calurosa”.
La temperatura de las aguas, agregó, está bajando, pero no hay pronósticos de lluvias relevantes en próximos días. Pero Ríos insiste que en un ecosistema que ha sido vulnerado por la actividad salmonicultora, estos eventos hacen que éste sea muy frágil a estas perturbaciones.
A juicio de Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva (S) de Oceana, esta mortalidad está relacionada con un fenómeno climático, pero dice que pudo prevenirse “ya que el agua aumentó progresivamente de temperatura y las floraciones de algas se pueden ver a través de sistemas satelitales”.
Según Tello, “en todo el mundo hay floración de microalgas por factores meteorológicos y no sólo de algas nocivas. Prever un evento así es muy difícil. Mover a los peces es complicado y riesgoso”, dijo. Recién en dos semanas podrán tener el balance final del impacto del evento.