Rodrigo Torrijo. Imagen: Daniella Balin, Salmonexpert.

“Distancia mínima entre reproductores y centros en mar debe ser de 10 millas”

Chile: El gerente general de Hendrix Genetics, Rodrigo Torrijo, dijo a Salmonexpert que, para resguardar el patrimonio sanitario, se requiere un reordenamiento territorial para la industria acuícola local, con menos concesiones, más grandes y alejadas entre sí.

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Diversas reacciones generan entre las salmonicultoras los cambios del Gobierno al Reglamento Sanitario (RESA) en materia de reproductores de ovas en mar, los cuales siguen su tramitación administrativa y deberían estar operando durante el primer semestre del próximo año.

El jefe de Acuicultura de Subpesca, Eugenio Zamorano, contó que existirán dos regímenes. El primero es el que conocen las empresas, que es una distancia de 7 millas náuticas entre reproductores en mar y centros de cultivo, en el cual las compañías no deben operar programas de mejoramiento genético, pero sí someterse a medidas de densidad y de descanso sanitario.

El segundo tiene que ver con reducir la distancia entre reproductores en mar y centros de cultivo a un mínimo de 0,5 millas náuticas, pero asociado a un plan de mejoramiento genético y con un máximo de 100 mil peces. En tanto, las empresas que opten por este modelo se exceptúan de las medidas de descanso sanitario.

Acerca de este último régimen, el gerente general de Hendrix Genetics, Rodrigo Torrijo, admitió a Salmonexpert que “la postura del regulador no la entendemos bien, no nos cuadra. Aunque su objetivo es dar más flexibilidad a la industria, lo que es correcto, los mecanismos que se están usando son confusos. Hay cierto consenso respecto a que, en un ambiente como el marino, las distancias entre centros sí son importantes. De hecho, la visión de largo plazo que posee la mayoría de los productores de salmón es tener menos concesiones, más grandes y más alejadas entre sí”.

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A lo anterior se suma, afirmó el ejecutivo, que en otras industrias locales de tipo animal los centros de reproducción están muy alejados de otros y desarrollando su actividad con los más altos niveles de bioseguridad. Por eso es que, a su juicio, no se entiende que las operaciones salmonicultoras estén a cualquier distancia entre sí, “ya que hablar de las 0,5 millas náuticas como un mínimo es eso: un número no escogido técnicamente”.

“El Gobierno dijo, además, que el modelo de reproductores en ciclo cerrado genera gametos de mala calidad y que por eso se requería ampliar otras operaciones, y eso no es así, es derechamente falso, porque en tierra se forman gametos de alta calidad en un ambiente de gran bioseguridad, tal como se trabaja en agua de mar”, manifestó el gerente general de Hendrix Genetics.

Subpesca asegura que baja el riesgo de operar al mínimo de 0,5 millas náuticas de distancia con centros de cultivo porque habrá un máximo de 100 mil peces por reproductor en mar.

No, porque para nosotros el factor de riesgo es al revés: es el hecho de que los reproductores puedan estar expuestos a una carga biológica como el Caligus y/o SRS de un centro de cultivo en un área determinada del país. A estas operaciones en mar se les debe resguardar sanitariamente, velando, por ejemplo, por la adecuada calidad de los gametos.

Esperamos que esa distancia mínima se vaya regulando de alguna manera, porque asumimos que nadie va a querer trabajar con sus reproductores en mar a nada más que 0,5 millas náuticas de un centro de cultivo, o en un área peligrosa sanitariamente.

Algunas compañías indican que los cambios que llevaron a la distancia mínima de 0,5 millas náuticas fueron concretados a última hora. ¿Cree que predominaron intereses particulares?

Es difícil saber las razones, pero claramente llama la atención el proceso. Cuando Subpesca nos envió el documento con las propuestas técnicas de cambios al RESA en materia de reproductores en mar, el cual estaba para discusión en la Comisión Nacional de Acuicultura, fue apenas con una semana de anticipación a la reunión de dicha entidad. Y en un tema que es tan complejo técnicamente, es imposible tener una postura gremial en solamente cinco días hábiles.

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No logramos hablar en directorio de la Asociación sobre esto, y dado que se produjeron una serie de reacciones en el sector salmonicultor local por el tema, luego se aplicaron nuevas modificaciones. No sé si esto ocurrió por presiones de una empresa en particular o por la necesidad de entregar una señal política, pues la autoridad, en este caso, no actuó como en otras instancias donde proporcionó tiempo para el debate y recién posteriormente decidir qué hacer.

Varias empresas señalan que la distancia mínima entre reproductores y centros en mar debería ser de 2,5 millas náuticas, tal como sucede con las concesiones salmonicultoras.

Ese sería, al menos, un mínimo de sentido común, pero si se aplican los estudios epidemiológicos que tenemos disponibles y que llevan años publicados, las distancias realmente efectivas para evitar riesgos sanitarios son superiores a ésas y se necesitaría, de hecho, un relevante reordenamiento territorial de la industria nacional que debería haberse hecho tiempo atrás.

¿Cuáles son esas distancias?

Entre 8 millas náuticas y 10 millas náuticas, lo que minimiza el riesgo de transmisión de Caligus y SRS entre centros, según los antes mencionados estudios epidemiológicos. Estas condiciones ideales deberían ser aplicadas en las distancias entre reproductores en mar con operaciones de cultivo. 

Salmonchile encargó estudios para determinar los riesgos sanitarios de la modificada normativa para reproductores en mar. Una vez a disposición, ¿piensa que la autoridad tendría que considerar su contenido para materializar cambios en la regulación?

Las regulaciones siempre pueden ser revisadas y especialmente si hay aspectos fundadamente técnicos que mejorar, en cuanto a análisis de riesgos y los pro y contras del cambio de modelo para reproductores en mar, que es lo que buscan expresar los estudios encargados. La idea es que la mayor flexibilidad que se está ganando con la norma no afecte el aspecto sanitario sectorial.