Desarrollan aditivo para proteger al salmón ante floraciones de microalgas
Chile: Junto a Fraunhofer, Fundación Chile busca aplicar en la dieta de los peces un extracto del orujo de la uva, para otorgarles protección branquial frente a Pseudochattonella cf. verruculosa.
El Centro Experimental Quillaipe de Fundación Chile, ubicado en las cercanías de Puerto Montt, está desarrollando dos importantes proyectos para la acuicultura nacional. En su visita a la instalación, Salmonexpert conversó con su director de Desarrollo y Nuevos Negocios Acuícolas, Juan Carlos Sánchez, quien detalló el estatus de ambas iniciativas.
Uno de los proyectos tiene que ver con que, en alianza con Fraunhofer Research, Fundación Chile está desarrollando un aditivo a partir del orujo de la uva, que es altamente antioxidante, con el fin de otorgar protección branquial al salmón frente a la microalga tóxica Pseudochattonella cf. verruculosa, aplicándolo a través del alimento, de acuerdo con Sánchez.
En ese sentido, a fines de 2018 se inició el cultivo de Pseudochattonella cf. verruculosa en el laboratorio de diagnóstico del Centro Experimental Quillaipe, donde la Universidad San Sebastián facilitó los inóculos. Así, en el primer semestre de 2019 se desafiará a los salmones, para lo cual trabajan en expresar la nocividad de esta microalga en los peces, según el ingeniero en acuicultura.
Con los resultados en mano este año, continuará la etapa de escalamiento comercial de la iniciativa que se deriva de un proyecto FIE, donde el orujo de la uva mostró buenos resultados en el sentido de la protección al salmón ante SRS. En el proceso, recalca el director de Desarrollo del Centro Experimental Quillaipe, se ha trabajado en base a estrictos protocolos de bioseguridad.
Detoxificación de choritos
El segundo proyecto se lleva a cabo en conjunto a Transantartic, AmiChile, Servicios de Salud de Los Lagos y Aysén y Sernapesca, y tras obtener financiamiento Corfo, busca elaborar un protocolo para detoxificar la toxina paralizante PSP en moluscos bivalvos, partiendo por los choritos, cuenta Sánchez, agregando que la iniciativa va en su mes 8 de un total de 36.
Al respecto, se trabaja en base a una normativa de detoxificación de la Comunidad Europea, y se comenzará con bioensayos a partir de choritos intoxicados de forma natural y también de animales expuestos artificialmente a la toxina paralizante de la microalga Alexandrium Catenella, donde el límite normativo es de 80 microgramos cada 100 gramos de carne, después de lo cual la actividad de cultivo no puede continuar. “La idea es poder generar información relevante que permita considerar la opción de elevar el límite normativo en choritos destinados al formato conserva y que se sometan al protocolo desarrollado”, señala el ingeniero en acuicultura.
“Se probarán concentraciones deseadas, logrando de este modo curvas de toxicidad para luego detoxificar. El próximo verano se validará en el medio natural”, indica el director de Desarrollo del Centro Experimental Quillaipe. Para lo anterior, montaron una planta piloto, a pequeña escala, con los mismos principios básicos que una planta conservera de choritos.