Ministro Céspedes adelanta cambios que aplicarán a la regulación salmonicultora
Chile: Estabilizar la producción en función de las condiciones sanitarias, impulsar un plan de relocalizaciones y eliminar los "lomos de toro" con el fin de ayudar a reducir costos son los principales ejes de las medidas.
Luis Felipe Céspedes es probablemente uno de los ministros de Economía a quien le ha tocado enfrentar uno de los escenarios más complejos de la historia de la industria salmonicultora local; tal vez el más complicado después del desafío que significó para el sector salir adelante de la crisis del virus ISA que se desató en 2007, según informó El Mercurio.
Él mismo reconoce este mal momento. Céspedes cuenta que hace un poco más de un año le tocó participar en una de las reuniones anuales del salmón, en donde el ambiente de la industria era muy optimista respecto de lo que estaba viviendo el mercado. "Hoy día la situación es distinta; entonces lo que tenemos que hacer acá es trabajar en una perspectiva a mediano plazo", planteó.
Y es justamente esa motivación de retomar el optimismo y competitividad de las empresas del sector lo que está moviendo al Gobierno a impulsar importantes cambios a la regulación sanitaria y al modelo productivo de la industria.
En este sentido, las últimas semanas el Ministerio de Economía y la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura han estado trabajando junto con la industria - representada principalmente a través de su gremio, la Asociación de la Industria del Salmón de Chile (Salmonchile)- en los cambios al reglamento sanitario de densidades y en otras medidas que permitan que la salmonicultura local pueda retomar la senda de rentabilidad que ha tenido en otros períodos. Entre estas disposiciones figura, por ejemplo, eliminar los llamados "lomos de toro", con el fin de ayudar a reducir los costos de producción de las empresas. Céspedes espera que en las próximas semanas ya estén en condiciones de enviar el reglamento para la toma de razón por parte de Contraloría.
¿En qué consiste la propuesta de cambios a la regulación?
Nos parece que tenemos que hacer adecuaciones que nos permitan efectivamente reconocer la variable sanitaria como una variable fundamental, que al mismo tiempo le permita tener una estabilidad a la industria. Las condiciones sanitarias son más bien de mediano y largo plazo, y, por lo tanto, el hecho de considerarlas en este reglamento como una variable fundamental nos permite, de alguna u otra forma, estabilizar los niveles de producción. Esto, para evitar este constante ciclo que vemos en la industria salmonicultora.
¿Los cambios concretamente implican que si es que a la industria le está yendo bien pueda producir más, pero que si las condiciones sanitarias son malas disminuya la producción?
Así es. En primer lugar, uno de los objetivos de este reglamento sanitario es precisamente establecer esa estabilidad en los niveles de producción que nos evite generar riesgos, que se vayan incubando riesgos por mayores niveles de producción que finalmente terminen generando caídas importantes y drásticas en los volúmenes, como ha sido en el pasado. Por lo tanto, las consideraciones que estamos haciendo tienen por efecto una estabilización en los niveles de producción.
Algunos salmonicultores han planteado que la producción debiese estar en torno a las 600 mil o 650 mil toneladas. ¿Qué le parece ese número?
A lo que el reglamento apuna es a tener una menor volatilidad en los niveles de producción, de tal forma de evitar estas fluctuaciones. Esto ciertamente se logra a partir de criterios sanitarios (...) Respecto de los niveles más altos de producción, los tiende a disminuir; así como también tiende a subir los volúmenes respecto de los más bajos que hemos visto en algunas ocasiones. La clave acá está en estabilizar la producción con tal de darle sustentabilidad sobre una base sanitaria.
¿Estabilizar implica un número parejo, o puede ser que un año se produzcan 500 mil toneladas y otro 900 mil?
Aquí el modelo lo que entrega son condiciones sanitarias que tienden a ser bastante estables en el tiempo, y, por lo tanto, eso se traduce en que los niveles de producción tienen que ser estables. Ciertamente que el reglamento reconoce que en la medida en que las condiciones sanitarias vayan mejorando, existen espacios para crecimiento (...) pero esos espacios tienen que apuntar a un crecimiento que considere los riesgos que se generan al aumentar los niveles de producción.
Algunos medios ya han mencionado que los límites a la producción podrían desencadenar que se acuse a la industria de colusión porque una menor oferta implicará un alza de precios. ¿Qué le parece esto?
Estamos tranquilos y seguros de que nuestra propuesta regulatoria responde a criterios sanitarios. Lo que hace en los hechos es asegurar que los productores internalicen las externalidades negativas en términos sanitarios que una producción desmesurada conlleva. Ese es el objetivo de este reglamento que estamos trabajando y estamos asegurando que los criterios de sustentabilidad estén en la base de la operación de la industria.
Reducir los costos
La industria también ha señalado que los centros de cultivos debiesen estar más separados. ¿Cuáles son los planes en términos de relocalizaciones?
Efectivamente estamos trabajando en el cumplimiento de un programa de relocalizaciones de concesiones de forma de asegurar que la actividad en los centros de cultivo sea sustentable y le dé un mayor resguardo sanitario a la industria. Se han aprobado por las comisiones regionales de uso de borde costero los sitios de relocalizaciones de las regiones de Aysén y de Magallanes, y estamos ahora trabajando en la aprobación de los de Los Lagos. Aquí lo importante es buscar un modelo que nos permita aumentar la productividad de nuestros centros y disminuir las enfermedades.
¿Qué otros cambios están evaluando?
Al mismo tiempo, estamos trabajando en una serie de cambios reglamentarios que nos permitan disminuir los llamados 'lomos de toro'. Nosotros hemos reconocido que existen áreas en las cuales podemos ir reduciendo las cargas regulatorias de forma tal de poder hacer más competitiva a la industria. En este sentido, hemos estado trabajando en iniciativas que están orientadas a ajustar los reglamentos para eliminar las exigencias innecesarias en la contribución de los objetivos sanitarios, y también tenemos en trámite una modificación reglamentaria que elimina trámites y desburocratiza la gestión del modelo. Por ejemplo, eliminando certificaciones que son innecesarias.