Salmonicultores rechazan que aguas colindantes al P.N. Kawésqar sean área protegida de usos múltiples
Chile: Si bien aplauden la iniciativa del Parque Nacional Kawésqar, no comparten iniciativa que busca que sus aguas adyacentes se conviertan en Área Marina Protegida de Múltiples Usos, ya que esto limita la producción en el presente y terminaría con gran parte de la industria a mediano plazo.
La Asociación de Salmonicultores de Magallanes mostró su preocupación por el futuro que tendrán las aguas que colindan con el Parque Nacional Kawésqar. Al igual que lo expuesto por la pesca artesanal de Magallanes, creen que ambos sectores económicos pueden convivir con las tradiciones kawésqar y con el cuidado del medio ambiente, sin la necesidad de generar una nueva restricción administrativa.
La Asociación de Salmonicultores deja de manifiesto que su preocupación por el medioambiente es constante, condición sine qua non para que la producción salmonídea sea de la calidad que exporta la región actualmente. “Si lo que pretende con un área protegida es velar por el ecosistema de este sector, somos los primeros en poner énfasis en ese cuidado. Sin la calidad ambiental que tienen estos lugares para nosotros sería inviable producir. Queremos que estos ecosistemas se mantengan así”, señaló Cristian Kubota, gerente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes.
“Hay una idea mal fundada sobre la industria en Magallanes. Pero lo cierto es que la industria es pequeña y es casi imposible que crezca. Actualmente hay 126 concesiones otorgadas en la región, las que en total suman 1.500 hectáreas. De ellas, 38 concesiones operan simultáneamente, un reducido espacio ante el amplio borde costero de la región. La mayoría del territorio marítimo no es utilizado por las empresas acuícolas y da la casualidad que, del total, 28 concesiones están en los territorios adyacentes al Parque Nacional Kawésqar”, comentó Kubota.
De ahí la preocupación por la continuidad de esta industria que hoy emplea a 5 mil personas en la región, entre empleos directos e indirectos. De las 126 concesiones otorgadas, hay 38 que deben ser relocalizadas, 19 por encontrarse en el Parque Alberto de Agostini y otras 19 deben hacerlo por medidas de bioseguridad impuestas por la propia autoridad (corredor sanitario). Hasta ahora una alternativa era, justamente, utilizar el área en cuestión, para poder relocalizar algunas de estas concesiones que ya fueron entregas por el Estado hace años.
El presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, Drago Covacich, mencionó que “no se trata de que estemos preocupados porque no podremos crecer, el tema hoy es que, dependiendo de qué pase con las aguas adyacentes al parque, la industria ni siquiera podría mantener el nivel de producción que actualmente tiene, ni se acercaría a ello. Nuestras inversiones, las que estamos haciendo hoy, son a partir de las proyecciones que teníamos, que fueron estudiadas en los años anteriores. Pero si las reglas del juego van cambiando en el camino, no hay industria que lo resista. No estamos hablando de que no nos otorgarán concesiones nuevas, sino que las que ya tenemos, no podrán producir lo que se nos autorizó en un momento y con el tiempo estarán destinadas a morir”.
No es incompatible
Por otro lado, la asociación recalca que no es incompatible la actividad productiva, como lo son pesca artesanal y salmonicultura, con la protección del legado de la cultura Kawésqar. Miembros de los pueblos originarios también son pescadores y muchos de ellos trabajan en la industria salmonicultora. Por otro lado, la misma asociación se ha mostrado desde hace años interesada en apoyar a este importante pueblo originario, a través de convenios de cooperación firmados a principio de 2014, los que entre otras cosas, permite realizar viajes a las comunidades a sus lugares ancestrales gracias a la logística con que cuenta la industria salmonicultora.
Incertidumbre jurídica
Por su parte Óscar Garay, vicepresidente de la Asociación de Salmonicultores señaló que “el principal problema es la incertidumbre jurídica que se genera con esto. Vino el Ministro de Medio Ambiente a explicar la idea y a prometer que la creación de esta área marítima protegida no alteraría el trabajo ni el desarrollo de la industria, pero al preguntar por los detalles y reglamentación de este proyecto, se nos dijo que esto aún no está definido, que se confeccionaría a futuro, con el próximo gobierno. Esto genera un riesgo importante de que, una vez en funcionamiento el área protegida, se restrinja el uso de las concesiones y que incluso puedan caducar por imposibilidad de renovación, ya que están en esta área aquellas concesiones que se otorgaron después del 2012, que son un porcentaje mayoritario, y que actualmente tienen una duración definida, aunque renovable. Sería realmente reducir a la industria a una mínima expresión”, comentó Garay.
Finalmente, la industria se ha mostrado preocupada por la falta de una mirada económica y social como consecuencia de convertir el sector en cuestión, en área protegida. Cabe recordar que más de 6 mil personas en la región son pescadores artesanales y otros 5 mil están ligados a la industria salmonicultora, liderando en conjunto las exportaciones de la región. Solo la salmonicultura generó, en 2017, exportaciones por sobre los US$570 millones.