Las proyecciones actualizadas para la actividad salmonicultora en Magallanes
Chile: Para este año, según la autoridad económica de la región, se esperan unas 200.000 toneladas para la industria local, aunque a futuro es probable que se observe una reducción de cosechas.
La Región de Magallanes se ha consolidado como el nuevo polo para el desarrollo de la industria salmonicultora. Según cifras de la Asociación que reúne a las principales empresas locales, durante 2022 se cosecharon 167.000 toneladas, lo que se tradujo en retornos por US$655 millones.
Mientras que desde la seremi de Economía de Magallanes, indicaron que la cosecha registrada por Sernapesca de salmón Atlántico en la zona entre 2006 y 2022 acumuló en total 907.172 toneladas, siendo el año pasado el que registró un mayor número.
“En el corto plazo, si consideramos que en promedio tenemos operando en la región 50 centros de cultivo al mes, se estima que la producción debería mantenerse estable, esperando para el 2023 una biomasa a cosechar de 200 mil toneladas de salmón”, indicó la seremi de Economía de Magallanes, Ruth Saieh.
La autoridad agregó que en el mediano plazo, esta situación pudiese cambiar, dado el anuncio de Australis Seafoods relacionado a la reducción de producción salmonicultora, con lo que es noticia en pleno desarrollo.
Por su parte, el presidente de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes, Carlos Odebret, dijo que “es muy probable que veamos en los próximos dos a tres años una reducción en las cosechas en la región. Sin embargo, los niveles de producción tenderán a estabilizarse en los ciclos siguientes de manera similar a los resultados de los últimos años”.
De acuerdo con el dirigente, los resultados sanitarios dicen que hoy sí existe un nivel de producción sustentable en la Región de Magallanes, y en materia de Información Ambiental (Infa), “cuando la condición es anaeróbica, las siembras se suspenden hasta que el sitio es recuperado”.
Hoy, se entiende como un nivel sustentable aquel que no afecta las condiciones ambientales y sanitarias. El primero se mide a través de las Infas y el segundo de acuerdo con los resultados como mortalidades o prevalencia de enfermedades.
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