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Desarrollo de antiincrustantes sin cobre para los productores de salmón
A la vanguardia de esto ha estado la empresa noruega Steen-Hansen, pionera en introducir soluciones sin cobre al mercado y primera en obtener aprobaciones BPR para productos basados en biocidas alternativos.
El sector acuícola chileno, una piedra angular de la economía nacional, ha estado adaptándose continuamente a los desafíos ambientales y a los objetivos de sostenibilidad. Una innovación reciente en esta industria es el desarrollo de recubrimientos antiincrustantes sin cobre para las redes de los centros de cultivo. Estos recubrimientos están diseñados para prevenir la bioincrustación —acumulación indeseable de organismos como algas, crustáceos y mejillones en superficies submarinas— sin el uso de metales como el cobre que, si bien se encuentra de manera natural en el ambiente, tiene el potencial de acumularse bajo los centros de cultivo.
Históricamente, las pinturas antiincrustantes a base de cobre han sido ampliamente utilizadas debido a su eficacia en la prevención de la bioincrustación. Sin embargo, el impacto ambiental de los productos con alto contenido de cobre utilizados en áreas sensibles, que pueden acumularse en los ecosistemas marinos y representar riesgos para organismos marinos no objetivo, ha generado algunas preocupaciones. La acumulación de cobre puede alterar la biodiversidad marina y afectar la salud de las especies marinas, algunas de las cuales son parte integral de la cadena alimentaria.
El avance hacia tecnologías antiincrustantes sin cobre está impulsado tanto por preocupaciones ambientales como por estrictas regulaciones destinadas a reducir la contaminación marina. Estas nuevas tecnologías emplean biocidas alternativos y materiales biodegradables que disuaden a los organismos no deseados mientras se degradan en pocas horas una vez liberados en el agua.
El desarrollo y las pruebas a gran escala de dichos productos comenzaron en el año 2016, con un aumento en su uso comercial desde 2017. Documentar el uso seguro de estos productos para los operadores que manejan las redes, para los peces dentro de las redes y para los compradores del producto ha sido el centro del enfoque de desarrollo. Hoy en día, en Europa se estima que cada año se tratan 15 millones de m2 de redes con sistemas de protección sin cobre. A la vanguardia de este desarrollo ha estado la empresa noruega Steen-Hansen, quien fue la primera en introducir soluciones sin cobre de alta performance en el mercado y la primera en obtener aprobaciones BPR para productos basados en biocidas alternativos.
Steen-Hansen está actualmente trabajando junto a acuicultores chilenos para introducir nuevas soluciones en la industria. Un amplio portafolio de productos sin cobre, que van desde el modelo económico "AquaNet B20" hasta el de alto rendimiento "B45", proporcionará a la comunidad acuícola opciones sin cobre adaptadas a sus necesidades.
Los beneficios de los antiincrustantes sin cobre para el sector acuícola chileno son múltiples. En primer lugar, se alinean con las tendencias regulatorias globales y europeas que restringen cada vez más el uso de sustancias peligrosas en aplicaciones marinas. Además, el uso de antiincrustantes sin cobre puede llevar a una mejor salud de los peces y a una mayor calidad del producto. El cobre residual en los sedimentos de los recubrimientos tradicionales puede estresar la vida acuática, alterando la idoneidad de las ubicaciones de cultivo, y los organismos incrustantes pueden potencialmente afectar la salud de los peces cultivados.
“Además, la longevidad y efectividad de estos nuevos sistemas de recubrimiento pueden reducir los costos de mantenimiento de los centros de cultivo. Estos nuevos materiales son más duraderos y resistentes a las duras condiciones marinas, disminuyendo la frecuencia de los cambios de redes y reduciendo los costos de mano de obra y materiales asociados con el mantenimiento de las redes”, recalca Ulrik Ulriksen, CEO del Grupo Steen-Hansen.
En conclusión, el desarrollo de tecnologías antiincrustantes sin cobre para las redes de cultivo representa un avance significativo para el sector acuícola chileno. Al adoptar estas soluciones innovadoras, la industria no solo responde a las demandas ambientales y regulatorias, sino que también mejora la calidad de sus productos y la sostenibilidad de sus prácticas. A medida que el sector continúa creciendo, abrazar tales tecnologías será crucial para mantener su competitividad en el mercado global, asegurando que la acuicultura chilena se mantenga a la vanguardia en la gestión ambiental y viabilidad económica.