Retos, oportunidades y voces clave para el futuro de la industria salmonicultora chilena

Foto referencial de centro de cultivo.

Actores de este sector analizaron las proyecciones para 2025, destacando la necesidad de regulación clara, sostenibilidad y mayor colaboración público-privada.

La industria del salmón enfrenta un año desafiante, con incertidumbres normativas y económicas como protagonistas. El 2025 será un año decisivo para la salmonicultura chilena, una de las actividades económicas más importantes del país.

Los efectos del estancamiento en inversión y la incertidumbre regulatoria en 2024 aún se sentirán, mientras el sector enfrenta el desafío de mantener su competitividad global y avanzar hacia un modelo más sostenible y colaborativo. Actores reconocidos de la industria del salmón comparten sus perspectivas sobre el futuro inmediato, abordando desde las dificultades normativas hasta los anhelos de mayor valorización y estabilidad laboral.

Adolfo Alvial, director ejecutivo del Club de Innovación Acuícola, describe el 2024 como un año crítico para la industria salmonicultora. Señala que la actividad está prácticamente paralizada, con inversiones detenidas debido a la falta de claridad normativa. “La incertidumbre asociada a concesiones, la Ley de Biodiversidad y la implementación de una inédita Ley de Acuicultura generan un freno que es insostenible para un sector que compite en un mercado global”, afirmó Alvial.

“A su juicio, 2025 no traerá mejoras significativas si no se producen cambios profundos en el marco regulatorio, lo que impacta tanto a la producción como a los proveedores. Mientras otros países avanzan con metas ambiciosas, Chile se estanca”, advirtió Alvial.

La falta de un marco normativo claro y consistente también es algo que manifestó David Ulloa, gerente general de Imenco Aqua Chile. “El crecimiento estimado para la industria en 2025 será de apenas 1.5%, reflejo de un mercado debilitado por la burocracia y las limitaciones regulatorias. Las trabas que enfrenta la industria, especialmente en términos de permisos y regulación, han dificultado el desarrollo sostenible. A medida que estas barreras se reduzcan y haya certezas jurídicas, podremos crecer y competir con mayor eficacia”, argumentó.

Pese a las dificultades, Ulloa ve una oportunidad única para que Chile consolide su liderazgo en el mercado internacional. “Chile tiene todo el potencial para ser no solo un gran productor, sino también un referente global. Esto requiere trabajar en sustentabilidad, innovación y fortalecer el orgullo por lo que hacemos. Así como el vino es motivo de orgullo nacional, me gustaría que el salmón también lo sea”, señaló.

Para el gerente general de Imenco AquaChile, el fortalecimiento de la imagen de la industria pasa por una mayor colaboración entre los sectores público y privado. “Necesitamos un trabajo cooperativo que involucre a todos los actores, desde el gobierno hasta las comunidades locales, para garantizar un desarrollo sostenible y beneficios compartidos. Es por ello importante mirar más allá de las dificultades actuales y trabajar con una visión de largo plazo”, enfatizó.

En tanto, Esteban Ramírez, gerente general de Intesal enfatizó que la salmonicultura tiene el potencial de ser un protagonista clave en la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible para Chile, integrando la ciencia y la innovación como ejes fundamentales. 

"En 2025, mi deseo es que el sector consolide su rol, no solo como proveedor de alimentos sostenibles, sino como un ejemplo de cómo la economía productiva puede coexistir con la conservación de los ecosistemas. Desde Intesal, reafirmamos nuestro compromiso de fortalecer la colaboración con todos los actores y la articulación de la investigación científica, poniendo ese conocimiento al servicio del país y promoviendo políticas basadas en evidencia que permitan decisiones más responsables, transparentes y sostenibles. Solo a través de esta colaboración entre ciencia, Estado y sector privado lograremos un crecimiento que beneficie a todos", expresó Ramírez.

Ámbito laboral

Desde la mirada de los trabajadores, Marta Oyarzo, presidenta de la Coordinadora Nacional de la Industria del Salmón, anticipa un año complicado. Aunque su principal esperanza es que 2025 sea un año tranquilo desde el punto de vista laboral, reconoce que las condiciones económicas actuales plantean múltiples desafíos.

“Esperamos poder desarrollar nuestras labores con normalidad, pero sabemos que será difícil. Sin embargo, confío en la resiliencia de los trabajadores, quienes siempre han demostrado capacidad de adaptación ante las adversidades”, indicó

Un aspecto clave en 2025 será el proceso de negociación colectiva de varias organizaciones sindicales, lo que podría generar tensiones en un contexto ya complejo. “Es fundamental que todas las partes involucradas busquen acuerdos que permitan avanzar hacia una mayor estabilidad sin perjudicar ni a los trabajadores ni a las empresas. Es de suma relevancia entender el contexto actual para evitar conflictos y construir soluciones conjuntas”, expresó la dirigenta sindical.

Por su parte, Alejandro Santibáñez, presidente de la Multisindical de Trabajadores del Salmón, enfatizó la necesidad de mesas de diálogo inclusivas para abordar las problemáticas normativas y laborales.

“Avanzar en una nueva Ley de Acuicultura requiere resolver primero los conflictos asociados a leyes previas, como la Ley Lafkenche y los planes de manejo ambiental. No podemos construir algo nuevo si no solucionamos lo que está pendiente. Necesitamos que el Estado garantice condiciones justas para todos los sectores”, aseguró.

Santibáñez destacó una iniciativa autoconvocada relacionada con la Ley Lafkenche, que reúne a pueblos originarios, trabajadores, comunidades y la industria, cuyo objetivo es buscar puntos de equilibrio. “Aunque no es una mesa resolutiva, sí representa un esfuerzo por construir consensos en buena fe. Sin embargo, para que estas acciones sean efectivas, es vital que el Estado también participe y aporte garantías a todos los involucrados”.

Claridad normativa

La falta de claridad normativa no solo afecta a la producción, sino que también frena las inversiones.

Alvial advierte que las señales confusas del mercado generan un entorno poco atractivo para los inversionistas, lo que afecta a toda la cadena de valor del sector. “La inversión se mueve por certezas, y en este momento el sector carece de ellas”, aseveró.

En tanto Ulloa recalcó que “es imperativo producir de manera sustentable y orgánica, no solo para proteger el medioambiente, sino también para garantizar la competitividad del sector en el mercado internacional”.

Finalmente, tanto Alvial como Santibáñez coincidieron en que el Gobierno debe asumir un papel más proactivo en la definición de políticas que promuevan el crecimiento sostenible de la industria.

“El futuro de la salmonicultura depende de un marco normativo que dé claridad y promueva la colaboración entre todos los actores”, concluyó Alvial.