Desafíos en las estructuras de cultivo de salmón para evitar problemas ambientales y escapes
Una de las principales dificultades, según los expertos, radica en rotular elementos que están en constante movimiento y sujetos a desgaste, como las cadenas y las anclas de los centros.
Los alcances técnicos de diversos estudios ambientales y la importancia de la trazabilidad en las estructuras marítimas de cultivo fueron los temas centrales del webinar “La Ingeniería Oceánica en la Resolución Exenta N°1821”, instancia que se realizó ayer y que fue organizado por la empresa ALSUR Ingeniería.
En la actividad, participaron como relatores los expertos Gerardo Cárdenas, gerente general de ALSUR Ingeniería, quien abordó “La trazabilidad en estructuras de cultivo de salmones: promoviendo una cultura preventiva y resiliente en la industria”; y Mauricio Molina, ingeniero civil oceánico y consultor en ingeniería marítima, quien profundizó en los “Alcances técnicos de los estudios ambientales en la Res. Ex. N°1821, y su aplicación en la Industria Acuícola”. Cabe recordar que el pasado 1 de julio entró en plena vigencia la Resolución Exenta 1.821, que incorpora importantes cambios en el diseño, construcción, operación e inspección de sistemas para el cultivo de salmónidos, especialmente, en ámbitos tales como elementos de fondeo, balsas jaulas, redes y medición de datos ambientales, entre otros, lo que ha generado gran expectación entre los productores acuícolas.
En su intervención, Gerardo Cárdenas abordó la importancia de la trazabilidad en la salmonicultura, enfatizando la necesidad de consenso y comunicación entre diversas áreas involucradas, como estructura, operaciones, normativa, auditoría, medio ambiente y producción.
“En la industria chilena, existen más de 350 centros de engorda de salmones, con aproximadamente 3.500 jaulas. Esto crea un ambiente complejo y desafiante, donde la estructura de cultivo está sometida a condiciones hostiles como la salinidad, las corrientes y los vientos, que pueden deteriorar los materiales si no se realiza un mantenimiento adecuado. La normativa exige codificación de cada elemento estructural para garantizar trazabilidad, pero existen desafíos significativos para implementar esto de manera efectiva, especialmente en estructuras que ya están en operación”, manifestó Cárdenas.
A juicio del profesional, una de las principales dificultades radica en rotular elementos que están en constante movimiento y sujetos a desgaste, como las cadenas y las anclas, las cuales sufren de corrosión y son difíciles de marcar de manera permanente.
“Es crucial unificar y acordar un formato global de codificación que permita a los fiscalizadores y productores mantener un control sobre estos elementos. Además, el dosier debe contener toda la información actualizada en tiempo real sobre el estado de las estructuras, y debe ser accesible tanto en los centros de cultivo como en las oficinas pertinentes para facilitar las inspecciones y correcciones”, puntualizó el gerente general de ALSUR Ingeniería.
Otro punto destacado por el profesional fue la falta de un control adecuado sobre las estructuras ya instaladas, siendo otro desafío que enfrenta la industria. “Muchos centros de cultivo tienen estructuras que han pasado por varios ciclos productivos y no se conoce su estado exacto. La normativa ha mejorado el control de inspecciones, pero es necesario centralizar la información y asegurar que se lleve un registro completo y actualizado de cada elemento estructural desde su fabricación hasta el final de su vida útil. Esto ayudaría a garantizar la seguridad, la extensión de la vida útil de las estructuras y la reducción de costos a largo plazo”.
“Es muy importante adoptar una cultura preventiva en lugar de ser reactivos ante incidentes. La prevención no sólo evita pérdidas económicas y mejora la reputación de los productores, sino que también asegura una cadena de suministro eficiente y una mayor conciencia medioambiental. Para avanzar hacia una acuicultura más responsable, es fundamental mejorar el diálogo entre todas las partes interesadas, incluyendo a los entes fiscalizadores, los productores y los fabricantes, con el objetivo de establecer criterios claros y consensuados para la inspección y certificación de las estructuras”, acotó Gerardo Cárdenas.
Estudios ambientales
Por su parte Mauricio Molina indicó que la Res. Ex. 1.821, enfocada en la prevención del escape de peces en la salmonicultura, establece directrices claras sobre el diseño, operación y certificación de las estructuras en los centros de cultivo.
“Uno de los pilares fundamentales de esta normativa es la integración de estudios ambientales para garantizar que el diseño de las estructuras sea seguro y eficiente en un entorno hostil como es el mar. Estos estudios permiten evaluar factores como el viento, las corrientes marinas y el oleaje, los cuales influyen significativamente en la infraestructura de los centros acuícolas, especialmente en la región sur de Chile, caracterizada por su geografía compleja de fiordos y canales. La interacción de estos factores físicos con la infraestructura es clave para evitar accidentes y asegurar la estabilidad a largo plazo de las estructuras”, acotó el consultor.
Según el profesional, esta normativa recoge la influencia de la publicación 3201 del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), así como de normativas noruegas, en lo referente a los estudios ambientales. “En este contexto, se exige que los estudios de viento se realicen por al menos un año, mientras que las corrientes y el oleaje deben medirse por 30 días, siempre considerando factores como las mareas y el nivel del mar, ya que influyen directamente en la generación de corrientes. El objetivo principal de estas mediciones es obtener valores de diseño fiables para la ingeniería, los cuales permiten anticipar condiciones extremas que podrían afectar la infraestructura, asegurando la supervivencia de las estructuras y evitando posibles escapes de peces”.
De acuerdo con lo planteado por Molina, los desafíos relacionados con la implementación de estos estudios ambientales en zonas remotas y de difícil acceso, como los fiordos de Aysén, son variados.
“La instalación y estabilidad de los instrumentos de medición, la recuperación de los datos y la seguridad de los equipos son factores críticos que deben manejarse con cuidado. Además, es importante realizar las mediciones en periodos de tiempo clave, ya que las condiciones meteorológicas varían según la época del año. Un error común es no valorar correctamente la importancia de las mediciones, lo que puede llevar a sobredimensionar las estructuras, aumentando los costos de manera innecesaria”, expuso el experto.
Para el ingeniero civil oceánico, la Res Ex 1.821 establece la necesidad de integrar todos estos estudios en un marco metodológico robusto, que incluya la trazabilidad de las estructuras y asegure que las condiciones ambientales extremas sean consideradas en su diseño y operación.
“Sin embargo, el texto también resalta que la normativa actual, al imponer condiciones de diseño muy restrictivas, puede generar estructuras sobredimensionadas, lo que plantea un desafío tanto técnico como económico. La clave está en encontrar un equilibrio entre seguridad, eficiencia y costo, utilizando mediciones precisas y modelos de diseño basados en eventos extremos que reflejen fielmente las condiciones del entorno”, precisó Molina.
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