El ruido creado por el hombre estresa al salmón y puede obstaculizar su desarrollo

NMBU ha investigado si el ruido producido por el hombre estresa a los peces.

Noruega: Una nueva investigación muestra que el ruido producido por el hombre puede afectar el bienestar, el crecimiento y la capacidad reproductiva del salmón de cultivo.

Los peces de cultivo viven en un entorno caracterizado por una gran cantidad de ruidos y sonidos de origen humano. Escuchan a la gente caminar por el borde de las jaulas, bombas y barcos y, si la instalación está cerca de tierra o es terrestre, también puede haber automóviles y obras en las inmediaciones, según lo informado por la universidad noruega NMBU en un comunicado de prensa.

¿Afecta negativamente a los peces?

“Muchos productores están preocupados por si los peces se estresan con estos sonidos, por eso hemos tratado de averiguarlo”, señala el profesor asociado, Marco Vindas, de la Escuela de Veterinaria de NMBU.

El profesional ha investigado tanto los sonidos esporádicos para los que los peces no están preparados como los sonidos que los peces escuchan a menudo.

“Probablemente los peces están acostumbrados a que haya gente caminando y hablando por las instalaciones de cultivo, y a que la bomba se encienda siempre a la misma hora. Pero el sonido que solo se produce de vez en cuando puede resultarles estresante y aterrador”, acota el experto.

Sonido que recuerda al de los peces depredadores

El proyecto que dirige Vindas consistía inicialmente en descubrir qué pueden oír los salmones, en qué frecuencias se producen estos sonidos y cómo afectan su comportamiento, su nivel de estrés y su cerebro.

En el primer estudio, los investigadores realizaron un experimento en la estación de investigación Matre en Vestland. “Utilizamos sonidos de baja frecuencia porque sabemos por la naturaleza que afectan al salmón”, indica Vindas.

Los investigadores expusieron a los peces a un sonido que crearon utilizando una máquina que se movía hacia arriba y hacia abajo en el agua para crear ondas sonoras. Vindas explica que las ondas que se producen cuando algo se mueve en el agua son en realidad sonidos de baja frecuencia.

Los peces de cultivo viven en un entorno caracterizado por una gran cantidad de ruidos y sonidos de origen humano

“Cuando un pez depredador nada, el sonido de las olas es lo primero que escucha. El pez depredador revela así que está en camino a través de las ondas sonoras que crea y entonces el salmón sabe que necesita alejarse. Por lo tanto, sabemos que ese sonido de baja frecuencia estresa al salmón”, comenta el investigador.

El experimento duró un mes y medio y consistió en exponer al salmón al mismo sonido varias veces, a la misma hora y durante la misma duración cada vez.

Los investigadores tomaron muestras de sangre y cerebro de los peces antes de comenzar el experimento, después de haber escuchado el sonido una vez y luego después de haberlo escuchado 10, 20 y 30 veces.

“Queríamos entender tanto qué sucede la primera vez que escuchan el sonido como qué sucede con el tiempo. ¿Pueden acostumbrarse si el mismo tipo de sonido se produce siempre a la misma hora? ¿Cuánto tiempo se tarda en acostumbrarse?”, precisa Vindas.

En cuanto al comportamiento de los peces, observaron que reaccionaban con fuerza y trataban de alejarse de la fuente sonora la primera vez. Con el tiempo, las reacciones fueron disminuyendo.

“No sabemos si es porque se han acostumbrado al sonido o porque han aprendido en qué zona se produce el sonido y por eso se alejan de ese lugar. En el caso de los peces que estaban cerca de la fuente sonora, reaccionaron con la misma intensidad cada vez”, explica Vindas.

Disminución de la respuesta al estrés

Marco Vindas, profesor asociado de la Escuela de Veterinaria de NMBU.

Para saber si los peces experimentaban estrés, los investigadores midieron el nivel de cortisol en la sangre.

“La primera vez que escucharon el sonido, se produjo una respuesta de estrés severa, pero después de haberlo escuchado 10 veces, hubo una disminución significativa. Y después de haberlo escuchado 20 veces, el nivel de cortisol había vuelto casi a la normalidad, como estaba antes de que comenzara el experimento”, detalla el profesional.

Tanto el comportamiento del salmón como los niveles de estrés sugieren que los peces pueden acostumbrarse rápidamente a los sonidos, pero las investigaciones de los cerebros de los peces mostraron un impacto más duradero.

“Cuando observamos los parámetros individuales, vemos que el estrés es más prolongado de lo que pensábamos inicialmente. Varias de las áreas del cerebro afectadas por el estrés estuvieron bastante activas durante todo el experimento. Y vimos que se inhibe la expresión de diversos genes relacionados con el crecimiento y la reproducción”, expone Vindas.

El profesional da a conocer que es demasiado pronto para decir exactamente qué impacto puede tener esto sobre el crecimiento y la capacidad reproductiva, pero que estos cambios en el cerebro sugieren que están siendo afectados.

Asociado con enfermedades cerebrales y 'peces perdedores', los investigadores vieron que varias áreas del cerebro tenían niveles elevados del neurotransmisor serotonina.

Afecta también a los peces silvestres

La investigación se basa en la necesidad de la industria salmonicultora de saber cómo el sonido puede afectar el desarrollo y la salud de los peces de cultivo, pero Vindas señala que los hallazgos también son relevantes para los peces silvestres.

“Cuando sabemos que el ruido creado por el hombre, especialmente el ruido esporádico que aparece derepente, puede afectar el crecimiento y la capacidad reproductiva de los peces, queda claro que también es relevante para los peces silvestres que están cerca de un centro de cultivo u otros lugares donde hay mucho ruido creado por el hombre”, indica el profesor asociado de la Escuela de Veterinaria de NMBU.

“Un desequilibrio en el sistema de serotonina puede conducir a muchas enfermedades diferentes, especialmente enfermedades relacionadas con la salud del cerebro. La serotonina es una sustancia que afecta el crecimiento, el sueño, la regulación de las emociones y el apetito, entre otras cosas”, afirman los investigadores.

Una de las zonas del cerebro donde se han elevado los niveles de serotonina es una zona que ha sido poco investigada hasta ahora, por lo que los investigadores aún no pueden afirmar definitivamente qué consecuencias puede tener.

“Pero sabemos que los niveles elevados de serotonina en otras áreas del cerebro provocan problemas. Y si el pez tiene esta condición durante un período prolongado, puede dar lugar a los llamados “peces perdedores”. Se trata de peces pequeños con un crecimiento deficiente y que tienen un nivel de serotonina crónicamente elevado”, recalca Vindas.

Negativo para el bienestar de los peces

Vindas cree que está claro que el sonido esporádico es peor para los peces que el sonido constante, y que sólo es parcialmente posible que los peces se acostumbren a los sonidos.

“Incluso un sonido constante al mismo tiempo, como el que utilizamos en este estudio, afectó negativamente a los peces, lo que indica que el bienestar de los peces se deteriora al estar expuestos al sonido creado por el hombre”.

A juicio del investigador, la primera vez que el pez escucha un sonido, éste tiene un impacto negativo del 100% sobre él. Con el tiempo, el impacto disminuye a aproximadamente el 50%.

“Es una mejora significativa, pero sigue siendo perjudicial para el bienestar de los peces. Es posible que los peces se acostumbren a los sonidos a largo plazo, pero dependerá del tipo de sonido y de su intensidad”, subraya el experto.