Expertos critican sistema de siembra y densidad que opera en la salmonicultura chilena

Expertos del Centro Incar cuestionan la normativa actual y proponen mejoras para un sistema de siembra de peces y elección de densidad de cultivo más sostenible y adaptado al ecosistema.
Tras la crisis del virus ISA, el ente regulador estableció normas que determinan el número máximo de peces (densidad) que pueden ser ingresados a las jaulas de los centros de cultivo marino al inicio del ciclo productivo, considerando el peso de cosecha final.
No obstante, “esta regulación no considera los factores ambientales específicos de cada concesión, y únicamente el desempeño sanitario parece influir en la densidad permitida”, exponen científicos del Incar en el nuevo Policy brief publicado por el Centro.
El documento, redactado por José Moncayo, Leonardo Salazar y Ruben Avendaño-Herrera, investigadores de las líneas “Salud animal en estadios tempranos de salmónidos y recursos nativos” (RP2) y “Sustentabilidad Socioeconómica” (RP5), analiza en profundidad el sistema de siembra y densidad en la salmonicultura chilena y entrega recomendaciones para mejorar el sistema regulatorio.
Sistema actual
El informe reporta que de acuerdo con la normativa, las empresas deben elegir entre dos sistemas de densidad mutuamente excluyentes, pero que se basan en distintos indicadores, y, por lo mismo, los incentivos para elegir bajo ambos sistemas son distintos, siendo la mortalidad el único determinante común para ambos sistemas.
Debido a esta problemática es que los expertos preguntan: "¿quién decide y qué motiva la decisión del tipo de siembra y densidad en la industria salmonera chilena?", siendo la respuesta: el concesionario.
“En este contexto, es preocupante el hecho que ninguno de los dos métodos considere el impacto que podría sufrir el ecosistema acuático; sólo el sistema de siembra por densidad lo valora en un 10%, mientras que el sistema por porcentaje de reducción de siembra no lo considera y es, este último, el más utilizado”, aclaran los investigadores del Centro Incar.
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Así, utilizando como fuentes de información datos públicos obtenidos a partir de los reportes de la Subpesca y datos públicos de Sernapesca, correspondientes a 470 observaciones de distintas concesiones acuícolas en el período 2016-2019, los autores llegaron a una serie de conclusiones.
Entre ellas, si en el ciclo productivo previo se sembró salmón del Atlántico, entonces aumenta en un 36,6% la probabilidad de escoger el sistema por porcentaje de reducción de siembra, o si la especie fuera trucha arcoíris o salmón Coho, la misma probabilidad aumenta en un 29,8% en comparación con los centros que no tienen registros de la especie.
Por otro lado, un puntaje alto de bioseguridad y un puntaje medio de bioseguridad reduce, respectivamente, en un 34,8% y 22,8%, la probabilidad de escoger el sistema por porcentaje de reducción de siembra.
“La reducción en la probabilidad era esperada, ya que, de acuerdo con la legislación chilena, para el caso del salmón del Atlántico, el obtener un puntaje alto y medio permite que la concesión puede utilizar densidades de 17 kg/m3 y 15 kg/m3, respectivamente, lo cual reduce la probabilidad de seleccionar el sistema por porcentaje de reducción de siembra. Lo contrario ocurre cuando se obtiene un puntaje bajo debido a que en este caso la densidad disminuye a niveles entre 4 y 13 kg/m3 y el concesionario optaría por el sistema por porcentaje de reducción de siembra”, explican los científicos.
Además, descubrieron que cuando el puntaje aeróbico se incrementa en un punto, la probabilidad de elegir el sistema por porcentaje de reducción de siembra disminuye en un 0,44%, y que un puntaje medio de bioseguridad reduce en un 22,8% la probabilidad de seleccionar el sistema por porcentaje de reducción de siembra.
Recomendaciones
A la luz de estas conclusiones, los expertos hacen 4 recomendaciones globales a las autoridades, entre ellas:
• Mejorar la regulación mediante la incorporación explícita de la capacidad de carga de cada zona de cultivo, considerando tanto las características geográficas como los límites ecológicos.
• Evaluar la efectividad de las medidas regulatorias.
• Analizar cómo la capacidad de carga de una concesión influye en la prevalencia de enfermedades, así como en el grado de recuperación de los fondos marinos afectados por la actividad productiva.
• Transitar el sistema regulatorio actual a uno de tipo ecosistémico.
Revise el informe completo titulado “¿Qué motiva la decisión del tipo y densidad de siembra en la industria salmonera chilena? Un análisis retrospectivo de la regulación chilena”, aquí.