“La Conadi no da el ancho en acreditar el uso consuetudinario del borde costero”

Jorge Hermann.

La Ley Lafkenche, para Jorge Hermann, es una fuente de incertidumbre para la industria del salmón, pues pocas personas pueden tener derechos sobre áreas relevantes del mar.

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Jorge Hermann, director de Hermann Consultores y profesor de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, recientemente fue expositor en Conversatorio “Desafíos y oportunidades de la regulación en la industria del salmón” -organizado por Fundación Más Gente Más Sur, la Multisindical de Trabajadores del Salmón, Sindicato 3 Yadran y el Instituto del Mar Capitán Williams-, donde habló sobre las trabas de la Ley Lafkenche.

Y en entrevista con Salmonexpert, Hermann expuso su visión acerca de cómo las ECMPO, en la actualidad, traban la inversión acuícola.

¿Qué tan complejo es el panorama normativo actual para la salmonicultura?

Hoy, la Ley Lafkenche es una fuente de incertidumbre para la industria del salmón, en que pocas personas pueden acceder a derechos sobre áreas relevantes del territorio marítimo, sin límites claros, lo cual genera un perjuicio para el desarrollo productivo al momento de solicitar y renovar las concesiones.

Además, la Conadi no da el ancho en el proceso de acreditar el uso consuetudinario del borde costero, por la opacidad sobre los criterios para resolver las solicitudes ECMPO.

Todo lo anterior, en tanto, genera que la inversión de la salmonicultura se detenga y, por ende, es relevante legislar mejoras a esta ley en el Congreso de forma expedita.

¿Cuáles son los elementos que debería contener la nueva Ley Acuícola?

El proyecto de ley debería avanzar en una regulación moderna e innovadora, que permita el desarrollo y la proyección sostenible desde un ámbito medioambiental, social y económico para una industria tan relevante para el país, en especial la zona sur. Hay que tener presente que el salmón es la mayor exportación no minera y la primera actividad productiva en las Regiones de Los Lagos y Aysén.

Dentro de los aspectos esperados es generar certeza jurídica, una carga regulatoria armónica, adecuado ordenamiento territorial e incentivar la sostenibilidad e innovación. Con respecto a los riesgos, se encuentra una sobrerregulación, limitar en las áreas protegidas y aumento de costos innecesarios al sector.

En vista de lo tenso del ambiente en la tramitación de la Ley de Pesca, ¿se ve un mal panorama para la nueva Ley Acuícola?

La tramitación de la Ley de Pesca no ha estado exenta de polémicas por unas indicaciones que fueron copiadas de un informe del sector privado, que dicho sea de paso era público y fue entregado a la Comisión de Pesca, y por la declaración del subsecretario Julio Salas que hizo un llamado a las grandes empresas a pescar fuera de los límites de las 200 millas.

Lo anterior, muestra que existen intereses creados sobre un recurso natural del mar, que debe ser preservado, para una captura sustentable en el tiempo, mientras que en el caso de la acuicultura lo relevante es que se genere una adecuada regulación y supervisión con un ordenamiento costero claro para incentivar la inversión.

Por lo tanto, el tenso ambiente en la tramitación de la Ley de Pesca no es extrapolable al sector acuícola.

¿De qué manera, mediante la regulación, se concreta una mejor salmonicultura?

La regulación sectorial debe entregar certidumbre para generar los incentivos a invertir en el sector acuícola a largo plazo, pero en la actualidad ocurre lo contrario con la Ley Lafkenche y la nueva institucionalidad sobre Biodiversidad y Áreas Protegidas. Este sector necesita de certezas, porque como te señalé es la primera actividad económica en las regiones de Los Lagos y Aysén con más de 70 mil empleos creados y es el segundo productor mundial.